LA VERDAD DEL EVANGELIO

 CONFERENCIAS SOBRE AVIVAMIENTOS DE RELIGIÓN

por el Rdo. CHARLES G. FINNEY

 

 

CONFERENCIA XVII

 

CONSUELOS FALSOS PARA PECADORES

 

TEXTO. -- ¿Cómo, pues, me consoláis en vano, Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia? --JOB 21: 34.

Los tres amigos de Job insistían en que las aflicciones que sufrió él eran enviadas como un castigo por sus pecados, y eran evidencia concluyente de que era un hipócrita, y no un buen hombre como profesaba ser. Una larga discusión se suscitó, en la que Job se refirió a toda la experiencia pasada para probar que a los hombres no se les va a tratar en este mundo de acuerdo a su carácter, que la distinción no es observada en las asignaciones de la Providencia. Sus amigos mantuvieron lo opuesto, y sugerían que este mundo es también un lugar de recompensas y castigos, en los que los hombres reciben bien o mal, según sus obras. En este capítulo, Job muestra, al apelar al sentido, observación y experiencia comunes, que eso no puede ser cierto, porque es un hecho que los perversos con frecuencia son prósperos en el mundo y por la vida, y de ahí infiere que el juicio y castigo de ellos debe ser reservado para un estado futuro. "El malo es preservado en el día de la destrucción" y "guardado será en el día de la ira" Y en la medida en que sus amigos llegaron para consolarlo, pero en oscuridad sobre este punto fundamental, sin entender el caso de él, por eso si no podían darle ningún consuelo, más que agravar su dolor, Job insistió en que aún vería un estado futuro de consuelo y los reprende al exclamar, en amargura del alma, "¿Cómo, pues, me consoláis en vano, Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?"

Mi propósito es hacer algunas observaciones sobre los métodos diversos empleados para consolar a pecadores ansiosos, y planeo:

I. Observar brevemente la necesidad y el diseño de instruir a pecadores ansiosos. 

II. Mostrar brevemente que los pecadores ansiosos siempre están buscando consuelo. Su objetivo supremo es obtener consuelo en su angustia.

III. Observar algunos consuelos falsos con frecuencia dados.

I. Observar brevemente la necesidad y el diseño de instruir a pecadores ansiosos.

La simple idea de ansiedad implica algo de instrucción. Un pecador estará ansioso por su estado futuro si no tiene la luz suficiente para saber que es un pecador, que está en peligro de castigo y que necesita el perdón. Pero los hombres van a ser convertidos, no por fuerza física, o por un cambio forjado en su naturaleza o constitución por poder creativo, sino por la verdad hecha eficaz por el Espíritu Santo. La conversión es el sometimiento a la verdad. Y por tanto, entre más verdad pueda ser llevada en la mente, si no hay cambios, muy probable es que el individuo se convierta. Si la verdad no es aplicada a la mente seguro que no se va a convertir. Si es aplicada, no es absolutamente seguro que sea eficaz, pero la probabilidad es en proporción a la extensión a lo que la verdad es aplicada. El gran diseño de tratar con el pecador ansioso es despejar todas sus dificultades y oscuridad, quitar todos sus errores, remover el fundamento de sus esperanzas santurronas, acabar con cada vestigio de consuelo que pudiera encontrar en sí mismo. Hay con frecuencia mucha dificultad en esto, y se requiere de mucha instrucción. Los pecadores con frecuencia se aferran con un asimiento mortal a sus falsas dependencias. El último lugar al que el pecador se dirige para alivio es Jesucristo. Los pecadores prefieren ser salvos de otra forma en el mundo. Prefieren hacer cualquier sacrificio, soportar cualquier sufrimiento, sin importar el costo, en vez de arrojarse ellos mismos ante Cristo para salvación como culpables y rebeldes perdidos. Ésta es la última manera en la que están dispuestos a ser salvos. Corta en pedazos toda su santurronería, y aniquila el orgullo y satisfacción de uno mismo tan totalmente que están excesivamente indispuestos a adoptarla. Pero es cierto en filosofía, como lo es en hecho, después de todo, la única manera en la que el pecador puede encontrar alivio. Si Dios intentara mitigar a los pecadores, y salvarlos, sin humillar su orgullo y alejarlos de sus pecados, no podría hacerlo. El objeto de instruir a un pecador ansioso debe ser guiarlo por el camino más corto posible para hacer eso. Es llevar su mente por la ruta más corta, a la conclusión práctica que no hay, de hecho, ninguna otra forma en la que pueda ser aliviado y salvado más que renunciar a sí mismo y descansar en Cristo solo. Para hacer eso con efecto requiere gran habilidad. Requiere conocimiento cabal del corazón humano, un entendimiento claro del plan de salvación, y una idea precisa y definida de cada cosa que el pecador TIENE QUE HACER a fin de ser salvo. Saber hacer eso con eficacia es una de las cualificaciones más raras en el ministerio hoy en día. Es angustiante ver cuán pocos ministros, y cuán pocos profesantes de religión, hay que tienen en sus mentes esa idea distintiva de lo que debe hacerse, que van a un pecador ansioso y le dicen exactamente lo que tiene que hacer y cómo hacerlo, y pueden mostrarle claramente que no hay otra manera posible para que él sea salvo más que hacer aquello que se le dice, y pueden hacerle sentir la certeza que debe hacerlo, y si no hace eso, será condenado.

II. Voy a mostrar que los pecadores ansiosos están siempre buscando consuelo.

Los pecadores con frecuencia se imaginan que están buscando a Cristo y buscando la religión, pero esto es un error. Ninguna persona busca la religión y aún permanece falto de religión. ¿Qué es religión? Es obedecer a Dios. Buscar la religión es buscar obedecer a Dios. El alma que tiene hambre y sed de justicia es el alma de un cristiano. Decir que busca obedecer a Dios y no le obedece, es absurdo. Pues si está buscando la religión, no es un pecador impenitente. Buscar la religión implica una disposición para obedecer a Dios y una disposición a obedecer a Dios es religión. Es una contradicción decir que el pecador impenitente está buscando la religión. Es lo mismo que decir que busca y de hecho añora obedecer a Dios, y Dios no lo deja, o que añora abrazar a Cristo y Cristo no lo deja acercarse. El hecho es que el pecador ansioso está buscando una esperanza, está buscando perdón, consuelo y libramiento del infierno. Está ansiosamente buscando esas condiciones de humildad como las del evangelio. Y su ansiedad y angustia siguen sólo porque no se somete a los términos. Desgraciadamente, los pecadores ansiosos encuentran consoladores suficientes para su agrado. Son consoladores miserables viniendo a parar sus respuestas en falacia. Sin duda, millones y millones están ahora en el infierno porque había aquellos alrededor de ellos que les dieron consuelo falso, que tenían tanta falsa piedad, o estaban ellos mismos en la oscuridad, que no les dejaron permanecer en ansiedad hasta que hubieran rendido sus corazones a Dios, sino que administraron falacia, y aliviaron su angustia en esa forma, y ahora sus almas están perdidas.

III. Voy a observar varias formas en las que se da consuelo falso a pecadores ansiosos.

Casi podría decir que hay una variedad interminable de formas en las que se hace. Mientras más experiencia tengo, y mientras más observo las maneras en las que incluso gente buena trata con pecadores ansiosos, más me siento dolido por las tonterías y falsedades con las que intentan consolar a sus amigos ansiosos, y así, de hecho, los engañan y embaucan para su salvación. Seguido me recuerda la manera en la que la gente actúa cuando alguien está enfermo. Que alguien se enferme, de cualquier enfermedad en el mundo, y encontrarán ustedes que cada persona que conozcan tiene un remedio para ese desorden, cierta cura, una panacea, y encontrarán un mundo de charlatanería alrededor de ustedes, que si no tienen cuidado y lo echan fuera, seguramente perderán su vida. Un hombre debe ejercer su propio juicio, pues encontrará tantos remedios como amigos, y cada uno es tenaz de su propia medicina, y quizá piense mal si no se la toma. Y sin duda, este sistema miserable de charlatanería mata a mucha gente.

Esto es igual de cierto con respecto a enfermedades del cuerpo que con respecto a las enfermedades de la mente. La gente tiene sus remedios, catolicones y panaceas para consolar almas en angustia, y cuando empiezan a hablar con el pecador ansioso, les darán falsos consuelos, tantos que si NO TIENE CUIDADO, y considera la palabra de Dios, infaliblemente será engañado para su propia destrucción. Propongo mencionar unas cuantas falsedades que con frecuencia son dadas para intentar consolar a pecadores ansiosos. No me daría tiempo con sólo mencionarlas todas.

El objeto directo de muchas personas es consolar a los pecadores y con frecuencia intentan tanto en eso que no se adhieren a los medios o tipo de consuelo. Ven a sus amigos en angustia y les da lástima, se sienten muy compasivos. "Oh, oh, no soporto verlos tan angustiados, debo de alguna forma consolarlos", y entonces tratan una forma y otra, ¡todo para consolarlos! Ahora, Dios desea que sean consolados. Él es benevolente y tiene sentimientos afables, y su corazón lo anhela cuando los ve muy angustiados. Pero ve que hay sólo una forma de darle al pecador consuelo verdadero. Tiene más benevolencia y compasión que todos los hombres, y desea consolarlos. Pero tiene términos fijos tan firmes como su trono, sobre el cual le dará al pecador alivio. Y no cambiará. Sabe que no hará ningún bien efectivo al pecador, pues nada puede hacerlo feliz, hasta que se arrepienta de sus pecados y los abandone, y se vuelva a Dios. Y por tanto, Dios no cederá. Nuestro objetivo debe ser el mismo que el de Dios. Debemos sentir compasión y benevolencia como él, y estar listos a dar consuelo, pero debemos estar seguros que sea el de la clase correcta. El hecho es que nuestro objeto primordial debe ser el mover al pecador a obedecer a Dios. Su consuelo debe ser con nosotros y con él, excepto un objeto secundario, y mientras más estamos ansiosos de aliviar su angustia en vez de que deje de abusar y deshonrar a Dios, probablemente, por nuestras instrucciones, no vamos a hacerle ningún bien real. Ésta es una distinción fundamental al tratar con pecadores ansiosos, pero evidentemente pasada por alto por muchos, que parecen no tener motivos más elevados que la simpatía o compasión por el pecador. Si en el predicar el evangelio, o instruir a los ansiosos, no somos activados por una consideración mayor para la honra de Dios, y nos elevamos tan alto como el deseo de aliviar al angustiado, esto no nos va a llevar más lejos que a una simpatía o compasión constitucionales. Pasar por alto este principio ha a menudo desorientado a profesantes de religión, y cuando han oído a otros tratar fielmente a los pecadores ansiosos, los han acusado de crueldad. Seguido he tenido profesantes que me traen a pecadores ansiosos y me ruegan que los consuele, y cuando he examinado sus conciencias hasta el fondo, se han estremecido, y a veces se han puesto del lado del pecador. A veces es imposible tratar eficazmente con los jóvenes ansiosos, en la presencia de sus padres, porque tienen más compasión por sus hijos que el considerar el honor a Dios. Todo esto está mal y con tales posturas y sentimientos es mejor callar que decirle algo a los ansiosos.

1. Una de las formas en las la gente da consuelo falso a los pecadores angustiados es preguntándoles: "¿Qué has hecho? Pues no eres tan malo". Los ven angustiados y dicen "¿Qué has hecho? Como si nunca hubieran hecho algo perverso, y en realidad no han tenido ninguna ocasión para sentirse angustiados en lo absoluto. He mencionado antes el caso de una señora elegante que fue despertada en esta ciudad, y que iba a ver a un ministro para hablar con él, cuando se encontró a una amiga, quien le dio la espalda, y ahuyentó su ansiedad, por el grito "¿Qué has hecho para hacerte sentir así? Estoy segura que nunca has cometido ningún pecado para ponerte así".

Seguido me he encontrado con casos de este tipo. Una madre le dice a su hijo, quien está ansioso, qué hijo tan obediente ha sido, cuán bueno y qué amable, y le pide que no se ponga así. Igualmente, un esposo le dice a su mujer, o ella al esposo, qué buenos son, y le pregunta "¿Qué has hecho? Cuando los ven en gran angustia, empiezan a consolarlos, "no eres tan malo. Has estado oyendo a ese ministro espantoso, que asusta a la gente, y te has preocupado. Cálmate, pues estoy seguro que no has sido tan malo como para sentir tanta angustia". Cuando la verdad es que han sido mucho peor de lo que piensan. Ningún pecador tiene idea que sus pecados han sido más grandes de lo que son. Ningún pecador ha tenido una idea adecuada de qué tan pecador es. Es improbable que algún hombre viva bajo la perspectiva completa de sus pecados. Dios en su misericordia se ha apiadado de todas sus criaturas en la tierra del perspectiva completo, un desnudo corazón humano. La culpa del pecador es mucha más profunda y dañina de lo que piensa, y su peligro es mucho mayor de lo que cree que es, y si debe verse como son, probablemente no viva un momento. Un pecador puede tener algunas nociones falsas del tema, que crean angustia, que no tienen fundamento. Puede pensar que ha cometido un pecado imperdonable, o que ha alejado al Espíritu, o hecho a un lado su día de gracia. Pero decirle a la persona más moral y naturalmente amigable en el mundo que es lo bastante bueno, o que no es tan malo como cree que es, es no darle consuelo racional, sino engañarlo, y arruinar su alma. Que aquellos que lo hacen sean cautelosos.

2. Otros le dicen a los pecadores despiertos que "la conversión es una obra progresiva" y de esta forma calman su ansiedad. Cuando un hombre está angustiado porque se ve él mismo que es un pecador, y a menos que se vuelva a Dios, será condenado, es un gran alivio tener algún amigo que sostenga la idea de que puede mejorar por grados, y que empieza, poco a poco, y le dicen "pues, no puedes esperar que todo sea de inmediato; no creo en esas conversiones repentinas, tienes que esperar y dejar que obre, has empezado bien, y poco a poco tendrás consuelo". Todo esto es falso como el abismo sin fondo. La verdad es que la regeneración o conversión no es una obra progresiva. ¿Qué regeneración? ¿Qué es más que el comienzo de la obediencia a Dios? ¿Y acaso es el inicio de un algo progresivo? Es el primer acto de obediencia genuina a Dios--la primera acción voluntaria de la mente de lo que Dios aprueba, o que puede ser considerada como obediencia a Dios. Eso es conversión. Cuando las personas hablan de conversión como obra en progreso, es absurdo. Muestran que saben de regeneración o conversión como Nicodemo. No saben nada, como debieran saber, y están aptos para conducir una reunión ansiosa, o dar consejo o instruir a los pecadores ansiosos como Nicodemo.

3. Otra forma en la que pecadores ansiosos son engañados con consuelo falso es al ser aconsejados de hacer caso omiso del asunto por el presente.

Los hombres que se supone son sabios y buenos han pensado ser mucho más sabios que Dios, que cuando Dios está tratando con un pecador, por su Espíritu, y tratando de llevarlo a la decisión inmediata, creen que Dios está empujando muy fuerte y que es necesario que ellos intervengan, y aconsejarán a la persona que dé un paseo, o salga con alguien, o se ocupe de algún asunto, o algo que alivie su mente un poco, por lo menos en el presente. De una vez que le digan a Dios, en palabras simples, "Oh Dios, eres muy duro, vas muy rápido, lo vas a hacer enloquecer, o lo vas a matar, no puede soportarlo; pobre criatura, si está tan presionado, morirá". Así se oponen a Dios, y hacen lo mismo como decirle al mismo pecador, "Dios te va a volver loco si no haces caso omiso del asunto, y resistes al Espíritu, y lo alejas de tu mente".

Un consejo así, si es convicción verdadera de pecado lo que angustia al pecador, no es en lo absoluto seguro o legítimo. Los esfuerzos del Espíritu para llevar al mismo pecador hacia él, nunca lo lastimarán, ni lo enloquecerán. Quizá lo turben por resistirse, pero es blasfemo pensar que el Espíritu sabio, benevolente y bendito de Dios se conduzca con negligencia como para trastornar y destruir al alma que vino a santificar y salvar. El curso apropiado a tomar con el pecador, cuando el esfuerzo del Espíritu lo arroja en angustia, es instruirlo y aclarar sus posturas, corregir sus errores, y abrir el camino para la salvación tan claramente que lo pueda ver directamente. No es hacer a un lado el asunto, sino caer con el Espíritu, y entonces callar todas esas agonías amenazantes que son producidas por resistir al Espíritu Santo. RECUERDEN, si un pecador despierto voluntariamente pone a un lado el asunto una vez, es probable que no lo retome de nuevo.

4. A veces un pecador despierto es consolado al decírsele que la religión no consiste en sentirse mal. Una vez oí a un doctor en divinidad darle a un pecador ansioso un consejo tal cuando estaba de hecho angustiándose bajo los dardos del Todopoderoso. Le dijo: "la religión es alegre, la religión no es triste, no te angusties, consuélate, haz a un lado tus temores, no debes sentirte mal", y consuelos así de miserables, cuando de hecho, el hombre tenía infinita razón para estar angustiado, pues estaba resistiendo al Espíritu Santo, y en riesgo de alejarlo por siempre.

Es cierto, la religión no consiste en sentirse mal, pero el pecador tiene razón de estar angustiado porque no tiene religión. Si la tuviera, no se sentiría así. Si fuera cristiano, se gozaría. Pero decirle al pecador impenitente que esté alegre, pues de una vez que se predique esa doctrina en el infierno, y les digan ahí: "¡Ánimo, ánimo, no se sientan tan mal!"

El pecador está al borde del infierno, está en rebelión contra Dios, y su peligro es infinitamente mayor del que se imagina. ¡Oh, qué doctrina de demonios! Decirle a un rebelde contra el cielo que no esté angustiado. ¿Acaso no es toda su angustia rebelión en sí misma? No es consolado porque rehúsa ser consolado. Dios está listo para consolarlo. No necesitan pensar ser más compasivos que Dios. Él lo llenará con consuelo en un instante, si se somete. Pero ahí está, luchando contra Dios, contra el Espíritu Santo, y contra su conciencia, hasta que está angustiado hasta morir, y todavía así no se rinde; y ahora alguien llega "Oh, odio verte sentirte tan mal, no te angusties tanto, anímate, anímate, la religión no consiste en estar triste, consuélate". ¡Horrible!

5. Cual sea lo que involucre el tema de religión con misterio está calculado para dar al pecador consuelo falso.

Cuando un pecador está ansioso en el tema de religión, muy a menudo, si lo nublan con misterio, se sentirá aliviado. La angustia del pecador surge de la presión de la obligación presente. Ilumínelo a él en este punto, aclaren, y si no se rinde, sólo aumentará su angustia. Pero díganle que la regeneración es un misterio, algo que no se puede entender, déjenlo en tinieblas, y aliviarán su ansiedad. Es su postura clara de la naturaleza y el deber del arrepentimiento lo que produce su angustia. Es la luz la que lleva agonía a la mente, mientras se rehúsa obedecer. Es eso lo que hará los dolores del infierno. Y casi hará un infierno en el pecho del pecador aquí, si se hace lo bastante claro. Pero nada más cubran esa luz, y su ansiedad inmediatamente se hará mucho menos perceptiva y conmovedora. Pero si abren la cortina y dejan entrar la luz, y deslumbra en su alma, y si no se rinde, encenderán las torturas del infierno en su regazo.

6. Cual sea lo que consuela al pecador de un sentido de culpa está calculado para darle consuelo falso.

Entre más un hombre se sienta culpable, más honda es su angustia. Pero cualquier cosa que disminuya su sentido de culpa, desde luego aminora su angustia, pero es un consuelo lleno de muerte. Si cualquier cosa le ayuda a dividir la culpa, y desecha una parte de ella sobre Dios, dará consuelo, pero es un alivio que destruirá su alma

7. Decirle de su incapacidad es consuelo falso. Díganle al pecador ansioso "¿Qué puedes hacer? Eres una pobre criatura débil, no puedes hacer nada". Lo harán sentir un tipo de dependencia. Pero no es esa agonía aguda de remordimiento, con la que Dios estruja el alma cuando está obrando para penetrar y llevarlo al arrepentimiento.

Si le dicen que no puede obedecer el evangelio, naturalmente se vuelve un alivio. Se dice a sí mismo: "Sí, no puedo, soy una pobre, débil criatura, no puedo hacer eso, y ciertamente Dios no puede enviarme al infierno por no hacer algo que no puedo hacer". Pues, si creyera que el pecador es incapaz, le diría: "no temas, no se te va a culpar por no obedecer el llamado del evangelio, pues no puedes, y Dios nunca te mandará al infierno por no hacer lo que no tienes fuerza para hacerlo". "El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?" Sé que no es común para aquellos que hablan de la incapacidad del pecador que sea muy consistente y apliquen su teoría. Pero el pecador infiere todo eso, y así se siente aliviado. Es todo falso, y todo el consuelo derivado de eso es sólo guardar ira contra el día de la ira.

8. Cual sea que haga la impresión en la mente del pecador de que es pasivo en religión está calculado para darle consuelo falso.

Denle la idea de que no tiene que hacer nada más que esperar el tiempo de Dios; díganle que la conversión es la obra de Dios, y que se la deje a Él, y que tiene que ser cuidadoso de no intentar de quitar la obra de la mano de Dios, y él inferirá, como antes, que no se le va a culpar, y se sentirá aliviado. Si sólo va a estar quieto, y dejar que Dios haga la obra, así como un hombre se queda quieto al amputársele el brazo, se siente aliviado. Pero una instrucción como ésa, está mal. Si el pecador va a estar quieto, y va a dejar a Dios hacerlo, instantáneamente infiere que no se le va a culpar por no hacerlo él mismo. Y la inferencia es no sólo natural sino legítima, pues no se le va a culpar.

Es cierto que hay un sentido en que la conversión es la obra de Dios. Pero es falso, como se representa a menudo. También es cierto que hay un sentido en que la conversión es el acto propio del pecador. Es ridículo, por tanto, decir que un pecador está pasivo en la regeneración, o pasivo en ser convertido, pues la conversión es su propio acto. Aquello que se va a hacer es aquello que no puede hacerse por él. Es algo que tiene que hacer, o nunca se hará.

9. Decirle al pecador que espere el tiempo de Dios.

Hace unos años conocí a una mujer en Filadelfia, que estaba ansiosa por su alma, y había estado mucho tiempo en ese estado. Hablé con ella, y trató de aprender de su estado. Me dijo muchas cosas buenas, y finalmente dijo que sabía que debía estar dispuesta a esperar en Dios tanto como Él la había esperado. Dijo que Dios la había esperado muchos años antes de que pusiera atención a sus llamados, y ahora creía que era su deber esperar el tiempo de Dios para mostrar misericordia y convertir su alma. Y dijo que había sido la instrucción que había recibido. Tiene ella que ser paciente y esperar el tiempo de Dios, y poco a poco le dará alivio. ¡Oh qué sorprendente locura!

Aquí está el pecador en rebelión. Dios llega con el perdón en una mano y una espada en la otra, y le dice al pecador que se arrepienta y reciba el perdón, o se rehúse y se pierda. Y ahora viene un ministro del evangelio y le dice al pecador que "espere el tiempo de Dios". Virtualmente le dice que Dios no está listo para que él se arrepienta, y no está listo ahora para perdonarlo, y entonces, de hecho le echa la culpa de su impenitencia a Dios. En vez de señalar la culpa del pecador, en no rendirse de inmediato a Dios, señala la insinceridad de Dios en hacer la oferta, cuando, de hecho, no estaba listo para conceder la bendición.

Seguido he pensado que tales maestros necesitan la reprensión de Elías cuando se reunió con los sacerdotes de Baal. "Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle". El ministro que se aventura a sugerir que Dios no está listo, y le dice al pecador que espere el tiempo de Dios, de una vez que le diga que Dios está dormido, o que se fue de viaje, y que no puede atenderlo ahora. ¡Ciertamente son consoladores miserables! Es una horrenda blasfemia a Dios. Cuántos han ido al juicio, rojo por todos lados de la sangre de las almas que han engañado y destruido al decirles que Dios no está listo para salvarlos y que tienen que esperar el tiempo de Dios. Sin duda, una doctrina así está excesivamente calculada para dar alivio presente a un pecador ansioso. Le justifica decir "ah sí, Dios no está listo, tengo que esperar el tiempo de Dios, entonces puedo vivir en pecado, y esperar un poco más, hasta que esté listo para que me atienda, y entonces tendré religión".

10. Es consuelo falso decirle a un pecador ansioso que haga cualquier cosa por el alivio, que puede hacer, y no rendir su corazón a Dios.

Un pecador ansioso está a menudo dispuesto a hacer cualquier cosa más excepto aquello que Dios le requiere hacer. Está dispuesto a ir a los confines del mundo, o pagar su dinero, o soportar sufrimiento, o cualquier cosa excepto la sumisión plena y espontánea a Dios. Ahora si comprometieran el asunto con él, y le dijeran de algo más que pueda hacer, y sin embargo evadiera ese punto, estaría muy consolado. Le gusta esa instrucción. Dice: "Ah sí, Dios hará eso. Me agrada ese ministro, no es tan severo como otros, parece entender mi caso particular y sabe cómo ganarse su sueldo".

Seguido me recuerda de la conducta de un paciente que está muy enfermo, pero con un gran desagrado por cierto médico y una medicina en particular, pero ése es el médico que sólo sabe cómo tratar la enfermedad y del único remedio para ella. Ahora el paciente está dispuesto a hacer cualquier cosa, llamar a otro médico, y está ansioso y angustiado, y está preguntando a todos sus amigos si no le pueden decir qué debe hacer, y que tomará todas las medicinas y remedios en el país, antes de entregarse al único recurso que le dará alivio. Poco a poco, luego de tratar todo sin ningún beneficio, si no muere en el experimento, cede su oposición irracional, llama al médico, toma la medicina apropiada, y se cura. Lo mismo con pecadores. Harán afanosamente cualquier cosa si los dispensan de esta presión intolerable de la obligación presente para rendirse a Dios. Mencionaré unas cuantas cosas que se les dice a pecadores lo que tienen que hacer.

(1.) Decirle a un pecador que tiene que usar los medios. Díganle a un pecador ansioso esto--Tienes que usar los medios, y quedará él tranquilo. "Ah sí, hare eso, si es todo. Pensé que Dios me requería que me arrepintiera y me entregara a él ahora. Pero si usar los medios sirve, haré eso con todo mi corazón". Estaba angustiado antes porque estaba arrinconado, y no sabía para dónde voltear. La conciencia lo había acorralado, como una pared de fuego, y le urgía que se arrepintiera ahora. Pero esto lo tranquiliza de inmediato, y se siente mejor, y está muy agradecido y dice que encontró a un buen consejero en su angustia. Pero puede usar los medios, como le llama, hasta el día del juicio y no haber ni una pizca de mejora para eso, más que sólo apresurar su camino a la muerte. ¿Cuál es el uso de los medios para el pecador más que rebelión contra Dios? Dios usa medios. La iglesia usa medios para convertir y salvar pecadores, para abrumarlo y llevarlo a sumisión. Pero ¿qué tiene que ver el pecador con usar medios? ¿Lo pondría a usar medios sobre Dios, y compensar el asunto? O ¿va a usar medios para que él mismo se someta a Dios? ¿Cómo iremos a la obra con los medios de él para hacer que se someta él mismo? Es nada más decirle al pecador: "tienes que someterte a Dios ahora, pero sólo usa los medios por un rato, y ve si no puedes derretir el corazón de Dios, para que él ceda este punto de sumisión incondicional". Es pura excusa evadir el deber de sumisión inmediata a Dios. Es cierto que los pecadores, movidos por una consideración de su propia felicidad, con frecuencia ponen atención al asunto de religión, asisten a reuniones, oran, leen, y muchas cosas así, pero en todo esto, no tienen consideración de honrar a Dios, ni tienen la intención de obedecerlo. Su plan no es obediencia, pues si fuera, no serían pecadores impenitentes. No están, por tanto, usando los medios para ser cristianos, sino para obtener perdón y una esperanza. Es absurdo decir que un pecador impenitente está usando medios para arrepentirse, pues esto es lo mismo que decir que está dispuesto a arrepentirse, o en otras palabras, se arrepiente, y no es un pecador impenitente. Entonces, decir que un pecador inconverso usa los medios con el diseño de volverse cristiano es una contradicción, pues está diciendo que está dispuesto a ser cristiano, que es lo mismo decir que ya es cristiano.

(2.) Decirle al pecador que ore por un corazón nuevo. Una vez oí a un célebre maestro de escuela dominical hacer eso. Casi era el padre de las escuelas dominicales en este país. Llamó a una niñita y empezó a hablar con ella. "Mi hijita, ¿eres cristiana?" No, señor. "Bueno, no puedes ser cristiana por ti misma, ¿verdad?" No, señor. "No puedes ser cristiana, no puedes por ti misma cambiar tu corazón, pero tienes que orar por un corazón nuevo; es todo lo que puedes hacer, orar a Dios y te dará un corazón nuevo". Era un hombre venerable de edad, pero me sentí casi dispuesto a reprenderlo abiertamente en el nombre del Señor. No podía soportar oírle engañar a esa niña, diciéndole que no podía ser cristiana. ¿Acaso Dios dice: "oren por un corazón nuevo?" Dice: "haceos un corazón nuevo". Y al pecador no se le dice que ore a Dios para que cumpla el deber de aquél, sino que vaya y lo haga él mismo. Sé que el salmista, un buen hombre, oraba: "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí." Tenía fe y oraba en fe. Pero eso es muy distinto a poner a un rebelde obstinado a orar por un corazón nuevo. Sin duda, un pecador ansioso estará encantado con una instrucción así. "Pues, sabía que necesitaba un corazón nuevo, y que debía arrepentirme, pero pensé que debía hacerlo yo mismo. Estoy muy dispuesto a pedirle a Dios que lo haga, detesto hacerlo yo, pero no tengo objeción que Dios lo haga, si quiere, oraré por eso, si eso es lo que se requiere."

(3.) Decirle al pecador que persevere. Y supongan que persevera. Está él tan cierto de ser condenado como si hubiese estado en el infierno desde la fundación del mundo. Su ansiedad surge sólo de su resistencia, y si se somete, cesará. Y ahora, ¿le dirán que persevere en aquello que causa su angustia? Supongan que mi hijo, en un arrebato, avienta un libro o algo al suelo, le digo: "recógelo", y en vez de hacer caso de lo que digo, se echa a correr a jugar. "¡Recógelo o traeré la vara!" Y cojo la vara. Se queda quieto. "Recógelo o te pego". Se acerca lentamente y empieza a llorar. "Recógelo, hijo mío, o serás castigado". Ahora está en angustia, llora y suspira, como si su regazo fuese a estallar, pero sigue de necio como si supiera que no lo voy a castigar. Ahora empiezo dar los motivos para someterse y obedecer, pero ahí está, en agonía, e irrumpe: "Oh padre, me siento muy mal, creo que estoy siendo mejor". Y ahora supongan que llega un vecino, y ve al hijo parado ahí, en agonía de su necedad. El vecino le pregunta por qué está ahí de pie, qué está haciendo. "Ah, estoy usando los medios para levantar el libro". Si este vecino le dice: "persevera, persevera, niño, lo harás poco a poco", ¿qué debo hacer? Pues lo corro de la casa por motivar la rebelión de mi hijo.

Ahora, Dios llama al pecador que se arrepienta; lo amenaza; saca su espada destellante, lo persuade, usa sus motivos, y el pecador se llena de angustia, pues él mismo es conducido a la alternativa amenazante de rendir sus pecados o irse al infierno. Debe instantáneamente rendir sus armas, quebrantar su corazón de inmediato. Pero se resiste, lucha contra la convicción, y eso le crea angustia. Ahora, ¿acaso le dirán que persevere? ¿Perseverar en qué? ¡En luchar contra Dios! Ésa es la dirección que le daría el diablo. Todo lo que quiere el diablo es verlo perseverar en el camino precisamente en el que está yendo, y su destrucción es segura. Satanás se puede ir a dormir.

(4.) Decirle al pecador que siga adelante. Esto es: "Vas bien, sólo sigue adelante, y llegarás al cielo". Esto es en la suposición que su rostro está hacia el cielo, cuando de hecho su rostro está hacia el infierno, y está siguiendo adelante y más que nunca rápidamente, mientras se está resistiendo al Espíritu Santo. Con frecuencia he oído esta dirección dada, cuando el pecador estaba en un mal camino. Lo que deben decirle es "DETENTE--pecador, detente, no des un paso más por ese camino, te llevará al infierno". Dios le dice que se detenga, y porque no desea detenerse, se angustia. Ahora, ¿por qué deben intentar consolarlo de esa forma?

(5.) Díganle al pecador que tiene que tratar de arrepentirse y dar su corazón a Dios. "Ah, sí", dice el pecador, "estoy dispuesto a intentar. Seguido he tratado de hacerlo, y trataré de nuevo". Ah, ¿acaso Dios les dice que traten de arrepentirse? Todo el mundo estaría dispuesto a tratar de arrepentirse, a su modo. Dar esta dirección implica que es muy difícil arrepentirse, y quizá imposible, y lo mejor que el pecador puede hacer es tratar y ver si puede o no hacerlo. No es esto más que sustituir el propio mandamiento de uno en lugar del mandamiento de Dios. Dios requiere nada menos que el arrepentimiento y un corazón santo. Cualquier cosa menos que eso es consolar al pecador en vano, "viniendo a parar vuestras respuestas en falacia".

(6.) Díganle que ore por arrepentimiento. "Ah sí, oraré por arrepentimiento si eso es todo. Me angustié porque pensé que Dios requería que me arrepintiera, pero si lo hará él, puedo esperar". Y de esa forma se siente aliviado y bastante cómodo.

(7.) Decirle al pecador que ore por convicción, o que ore para que el Espíritu Santo le muestre sus pecados, o que le dé más luz en el asunto de su culpa a fin de aumentar su convicción.

Todo es sólo lo que el pecador quiere porque lo libra de la presión de la obligación presente. Quiere un poco más de tiempo. Cualquier cosa que aplace esa presión presente de obligación para arrepentirse inmediatamente es un alivio. ¿Para qué quiere más convicción? ¿Acaso Dios da tal dirección a un pecador impenitente? Dios da por hecho que ya tiene la suficiente convicción. Y sí la tiene. ¿Acaso dicen que él no puede darse cuenta de todos sus pecados? Si puede darse cuenta sólo de uno, que se arrepienta de ése, y será cristiano. Supongan que pueda verlos todos, ¿qué razón hay para pensar que se arrepentirá de todos más que ése que ve? Todo eso está consolando al pecador al disponerlo a hacer aquello que puede hacer y no rendirá su corazón a Dios.

11. Otra forma en la que se da consuelo falso a pecadores ansiosos es decirles que Dios está probando su fe al tenerlos en el horno, y que deben esperar pacientemente en el Señor. Como si tuviera falta Dios, o se interpusiera en el camino para que uno fuese cristiano. O ¡como si un pecador impenitente tuviera fe! ¡Qué abominación! Supongan que alguien le diga a mi hijo mientras está de pie por el libro que he descrito. "Espera pacientemente, niño, tu padre está probando tu fe". No. El pecador está probando la paciencia y benignidad de Dios. Dios no se dispone a torturar a un pecador, y darle una lección de paciencia, sino que está esperando en él, y laborando para llevarlo de una vez a tal estado de mente que considera consistente para llenar su alma de paz celestial. Y ¿acaso será el pecador motivado a resistir por la idea de que Dios está bromeando? TENGAN CUIDADO. Dios ha dicho que su Espíritu no siempre contenderá.

12. Otro consuelo falso es decirle al pecador, cumple tu deber, y deja la conversión a Dios.

Una vez oí a un anciano de una iglesia decirle a un pecador ansioso: "Cumple tu deber, y deja tu conversión a Dios, lo hará en su propia tiempo y manera". Eso era lo mismo que decirle que no era su deber ser convertido ahora. No dijo: "cumple tu deber, y deja la salvación a Dios". Eso hubiera sido bastante apropiado, pues hubiera sido simplemente decirle someterse a Dios, y hubiera incluido la conversión como su primer deber de todos. Pero le dijo que dejara su conversión a Dios. Y este anciano, que le dio ese consejo, era un hombre de educación liberal también. ¡Qué absurdo! Como si pudiera cumplir su deber y no fuese convertido. Como si Dios fuera a convertir a un pecador y dejar al pecador sentarse calmadamente en el uso de los medios. ¡Horrible! No. Dios le ha requerido hacerle un nuevo corazón, y tienen cuidado cómo lo consuelan con una respuesta de falsedad.

13. A veces los profesantes de religión tratarán de consolar a un pecador diciéndole: "No te desanimes; por mucho tiempo estuve así antes de encontrar consuelo". Le dirán: "estuve bajo convicción tantas semanas--o quizá muchos meses, o a veces años, y he pasado por todo esto, y sé cómo te sientes; tu experiencia es la misma que la mía, precisamente, y después de mucho tiempo, encontré alivio, y no dudo que lo encontrarás poco a poco. No desesperes. Dios te consolará pronto". ¡Decirle al pecador que se arme de valor en su rebelión! Oh, qué horrible. Tales profesantes deberían sentirse avergonzados. Supongan que estuvieran por varias semanas bajo convicción, y que luego encontrarán alivio, es lo último que deben decirle al pecador. Es animarlo a que resista, cuando su asunto es rendirse. ¿Acaso resistieron tantas semanas mientras el Espíritu contendía con ustedes? Ustedes merecen tanto como ser condenados por su obstinación y estupidez.

¡Pecador! No es señal que Dios te pase por alto por tanto tiempo, que su Espíritu permanezca contigo para ser resistido. Y recuerda, si el Espíritu es quitado, serás enviado al infierno.

14. "Tengo fe para creer que serás convertido"

¡Tienen fe para creer! ¿En qué descansa su fe? ¿En la promesa de Dios? ¿En las influencias del Espíritu Santo? Entonces están contrarrestando su propia fe. El diseño y objetivo del Espíritu de Dios es deshacer del pecador su último vestigio de una esperanza mientras permanezca en pecado; acabar cada peñasco o rama a la que pueda agarrarse. Y el objeto de la instrucción de ustedes debe ser el mismo. Deben estar con el plan de Dios. Es sólo de esa forma que puedan hacer bien, al empujarlo para obrar, para rendirse de inmediato y dejar su alma en las manos de Dios. Pero cuando uno que piensa que es cristiano, le dice: "tengo fe para creer que te convertirás", lo sostiene en su expectativa falsa. En vez de alejarlo de sus falsas esperanzas, y arrojarlo a Cristo, sólo lo desaniman para que se prenda de la fe de ustedes, y halle consuelo porque tienen fe por él. Esto es consuelo falso que obra muerte.

15. "Oraré por ti". A veces los profesantes de religión tratan de consolar a un pecador ansioso de esa forma al decirle: "oraré por ti". Esto es consuelo falso, pues lleva al pecador a confiar en esas oraciones, en vez de confiar en Cristo. El pecador dice: "es un buen hombre, y Dios oye las oraciones de los hombres buenos, sin duda sus oraciones prevalecerán por un tiempo, y seré convertido, no creo que me pierda". Y se va su ansiedad y agonía. Una mujer le dijo a un ministro: "no tengo esperanza, pero tengo fe en sus oraciones". Como esa fe, eso es como el diablo los quiere tener--fe en oraciones en vez de fe en Cristo.

16. "Me gozo verte de esa manera, y espero que seas fiel y resistas". ¿Qué es eso más que regocijarse para verlo en rebelión contra Dios? Pues eso es precisamente la base sobre la que se para. Está resistiendo la convicción, resistiendo la conciencia, y resistiendo al Espíritu Santo, y sin embargo ustedes se regocijan verle de esa manera, y esperan que sea fiel y resista. Hay un sentido, ciertamente, en el que se puede decir que su situación es más esperanzadora que cuando estaba en estupidez. Pues Dios lo ha convencido, y puede tener éxito en hacerlo volver y someterlo. Pero eso no es el sentido en el que el mismo pecador lo entiende. Supondrá que piensan de él de una forma esperanzadora, porque está siendo mejor que antes, cuando su culpa y peligro son, de hecho, mayores que antes. Y en vez de regocijarse, ustedes deberían estar angustiados y en agonía por verlo a él resistir al Espíritu Santo, pues cada momento que hace eso, está en peligro de ser dejado de Dios, y a una dureza de corazón y desesperación.

17. "Tendrás tu paga por eso, poco a poco, Dios re recompensará". Sí, pecadores, Dios los recompensará, si continúan en ese camino, los pondrá en las llamas del infierno. ¡Recompensa por todo esa aflicción! Sí, si alguna vez son recompensados, será en el infierno. Una vez oí a un pecador decir: "me siento muy mal, tengo mucha esperanza que tendré mi recompensa". Pero ese individuo después dijo: "en ningún lado se puede encontrar a un pecador tan sucio como yo, y ningún pecado de mi vida parece tan sucio, y condenador como esa expresión". Estaba abrumado con contrición, que de haber tenido una idea así, como para pensar que Dios lo recompensa por sufrir tanta aflicción, cuando él mismo la trajo para sí, innecesariamente, por su resistencia perversa a la verdad. Lo cierto es que lo que tales personas quieren es consolar al pecador, y como están todos en oscuridad en el tema de religión, desde luego que ellos le dan consuelo falso.

18. Otro consuelo falso es decirle al pecador no se ha arrepentido lo suficiente. La verdad es que no se ha arrepentido de nada. Dios siempre consuela al pecador tan pronto se arrepiente. Esta dirección implica que sus sentimientos están bien tan lejos como vayan. Inferir que tiene algo de arrepentimiento es decirle una mentira, engañar su alma.

19. La gente a veces consuela al pecador diciéndole: "si eres elegido, serás traído". Una vez oí un caso donde una persona bajo gran angustia de mente fue enviada a hablar con un ministro vecino. Hablaron por mucho tiempo. En tanto la persona se despedía, el ministro le dijo: "Quisiera escribirle a tu padre". Su padre era un hombre piadoso. El ministro escribió la carta, y olvidó cerrarla. Mientras el pecador se iba a casa, vio que la carta no estaba cerrada, y pensó que probablemente el ministro había escrito de él, y su curiosidad lo llevó a abrir y leer la carta. Y ahí encontró escrito: "Estimado Señor. Encuentro a su hijo bajo convicción y en gran angustia, y parece que es muy difícil hallar algo que lo calme, pero si es uno de los elegidos, seguramente será traído". Quería decir algo para consolar al padre. Pero ahora, observen. Esa carta había arruinado su alma. Había descansado en la doctrina de la elección--"Si soy elegido, seré traído", y su convicción se fue. Años después fue despertado y convertido, pero solo después de una gran lucha, hasta que la impresión falsa fue borrada de su mente, y se le hizo ver que no tenía nada que ver con la doctrina de la elección, pero si no se arrepentía, iba a ser condenado.

20. Es muy común para algunos decirle a un pecador despierto: "Estás en un camino muy próspero. Me da gusto verte así y me siento animado por ti". A veces parece como si la iglesia estuviera en complot con el diablo para ayudar a pecadores a resistir al Espíritu Santo. Lo que el Espíritu Santo quiere hacer sentir al pecador es que sus caminos están mal, y que los llevan al infierno. Y todos están conspirando para hacer la impresión opuesta. El Espíritu está tratando de desanimarlo y ellos están tratando de animarlos; y ¿acaso el más grande obstáculo al Espíritu saldrá de la iglesia? ¡Pecador! No creas tal cosa. No estás en un camino esperanzador. No estás bien, sino mal, tan mal como puedes, mientras resistas al Espíritu Santo.

21. Otra forma muy fatal, en la que consuelo falso es dado a los pecadores, es al aplicar ciertas promesas de la Escritura, que están diseñadas sólo para los santos. Este es un gran artificio del diablo. Es muy practicado por los universalistas, pero los cristianos seguido lo hacen. Por ejemplo:

(1.) "Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación". Cuán seguido este pasaje ha sido aplicado a los pecadores ansiosos, que estaban en angustia porque no se rinden a Dios; bienaventurados los que lloran. ¡Ciertamente! Es eso es verdad, donde lloran con tristeza según Dios. Pero ¿de qué llora el pecador? Está llorando porque la ley de Dios y sus términos de salvación están tan fijos que no puede sacarlos de mente. Díganle a un rebelde así--"¡bienaventurados los que lloran!" De una vez aplíquenlo a aquellos que están en el infierno. Allí también hay lloro. El pecador está llorando porque no hay otro camino para la salvación porque Dios es tan santo que le requiere que deje todos sus pecados, y siente que ha llegado el momento que debe rendirse o ser condenado. ¿Acaso le diremos que será consolado? Vayan y díganle al diablo: "Pobre diablo, lloras ahora, pero la Biblia dice que eres bienaventurado si lloras, y serás consolado poco a poco".

(2.) "Buscad y hallaréis". Eso se le dice a los pecadores en una manera tal como para implicar que el pecador ansioso está buscando religión. Esa promesa fue hecha en referencia a los cristianos que piden en fe y buscan la voluntad de Dios, y no es aplicable para aquellos que están buscando esperanza o consuelo, sino búsqueda santa. Aplicarlo a un pecador impenitente es sólo engañarlo, pues su búsqueda no es de ese carácter. Decirle, "estás buscando, ¿verdad? Bueno, busca y encontrarás", es atesorar un engaño fatal. Mientras siga impenitente, no tiene un deseo, que el diablo no pueda tener, y permanecer aún un diablo.

Si tuviera el deseo de cumplir su deber, si estuviera buscando la voluntad de Dios, y dejara sus pecados, sería cristiano. Pero consolar al pecador impenitente con una promesa así, de una vez que se consuele a Satanás.

(3.) "No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos". Es absurdo aplicar esto al pecador para consolarlo. Es como si estuviera haciendo algo para agradar a Dios. Nunca ha hecho bien, y nunca ha hecho más daño que ahora. Supongan que mi vecino, que vino mientras estaba tratando de corregir a mi hijo, le diga al niño: "A su tiempo segarás, si no desmayas", ¿qué debo decir? Segar, sí, segarás, si no rindes tu obstinación, ciertamente segarás, porque aplicaré la vara". Así que el pecador en lucha segará condenación del infierno, si no rinde sus pecados.

22. Algunos profesantes de religión, cuando intentan hablar con pecadores despiertos, son muy afectos a decir: "te hablaré de mi experiencia". Ésta es una trampa peligrosa, y seguido le da al diablo una manivela para conducirlo al infierno por tratar de copiar la experiencia de ustedes. Si le dicen a él, y cree que es una experiencia cristiana, casi infaliblemente será tratar de imitarla, y en vez de seguir el evangelio, o las direcciones del Espíritu en su propia alma, está siguiendo el ejemplo de ustedes. Esto es absurdo como también peligroso. Nunca tendrá los sentimientos que tuvieron ustedes. Dos personas no han ejercido algo idéntico. Las experiencias de los hombres son tan distintas como sus expresiones faciales. Tal curso es muy seguro que lo desvíe. El diseño es seguido nada más que motivarlo al punto donde no deba ser motivado, antes de que se haya sometido a Dios. Y está calculado para impedir la obra de Dios en su alma.

23. Cuántas veces la gente le dirá a un pecador despierto que Dios ha empezado una buena obra en él, y que la continuará. He conocido a padres que hablan así a sus hijos, y tan pronto como los ven despiertos, dejan la ansiedad que tenían por ellos, y se calman, pensando que ahora Dios ha empezado la buena obra en sus hijos, y que la continuará. Sería tan racional para un labrador que diga así del grano, y tan pronto sale de la tierra, dice: "Pues bien, Dios ha empezado una buena obra en mi campo, y la continuará". ¿Qué se pensaría de un labrador que descuida poner una barda, porque Dios ha empezado la buena obra dándole una siembra del grano? Si le dicen al pecador de esa manera, y les cree, ciertamente será su destrucción, porque le prevendrá de hacer aquello que es absolutamente indispensable para ser salvo. Si, tan pronto como el pecador es despertado, se le enseña que ahora Dios ha empezado una buena obra, que sólo necesita continuar, y que Dios seguramente la continuará, verá que no necesita ninguna ocasión más para estar ansioso, pues, de hecho, no tiene más qué hacer. Y entonces se sentirá aliviado de la presión intolerable de la obligación presente, arrepentirse y rendirse a Dios. Y si es aliviado de este sentido de obligación de hacerlo, nunca lo hará.

24. Algunos le dirán al pecador: "Bueno, has dejado tus pecados, ¿verdad?" "Claro que sí", dice el pecador, cuando es todo falso, nunca ha abandonado sus pecados ni por un momento, sólo ha intercambiado una forma de pecado por otra; sólo se puso a sí mismo en una actitud de resistencia. Y decirle que ha dejado sus pecados es darle consuelo falso.

25. A veces esta dirección es dada con el propósito de aliviar la agonía de un pecador ansioso: "haz lo que puedas y Dios hará el resto", o "haz lo que puedas y Dios te ayudará". Es lo mismo que decirle al pecador, "no puedes hacer lo que Dios requiere que hagas, pero si haces lo que puedas, Dios te ayudará en cuanto al resto". Ahora los pecadores con frecuencia tienen la idea que han hecho lo que pueden, cuando, de hecho, no han hecho nada, sólo resistir a Dios con todo su ser. Seguido los oigo decir: "he hecho todo lo que puedo, y no consigo alivio, ¿qué más puedo hacer? Ahora, pueden ver ustedes cuán reconfortante puede ser para tal persona tener a un profesante de religión que venga y diga: "si haces lo que puedes, Dios te ayudará". Lo calma de inmediato de toda su angustia. Puede estar inquieto y desdichado, pero su agonía se ha ido.

26. De nuevo, dicen: "debes estar agradecido por lo que tienes, y no esperar más". Si el pecador es redargüido, le dirán que debe estar agradecido por la convicción, y esperar la conversión. Si tiene algún sentimiento, debe estar agradecido por el sentimiento que tiene, como si su sentimiento fuera un sentimiento religioso, cuando no tiene más religión que la de Satanás. Tiene razón para estar agradecido, en efecto, estar fuera del infierno y agradecido de que Dios está esperándolo. Pero es ridículo decirle que debe estar agradecido en cuando al estado de su mente, cuando está todo el tiempo resistiendo a su Hacedor con todas sus fuerzas.

ERRORES EN ORAR POR PECADORES.

Mencionaré aquí algunos errores al orar por pecadores en su presencia, por lo cual se hace en sus mentes una impresión desdichada, en consecuencia de la cual ellos seguido obtienen consuelo falso en su angustia.

1. La gente a veces ora por los pecadores como si merecieran tener LÁSTIMA más que culpa. Oran por ellos como ENDECHADORES. "Señor, ayuda a estos endechadores pensativos", como si ellos estuvieran en duelo, como alguien que ha perdido a un amigo, o sabido de la calamidad de alguien, y no pueden evitarlo, y lo sintieran mucho, pero la muerte vendrá, y se les tendrá lástima, como si estuviesen sentados ahí, tristes, pensativos, y sollozando. La Biblia nunca habla así. Se lamenta del pecador, pero se lamenta de ellos como rebeldes culpables y locos, culpables y merecedores de irse al infierno, no como endechadores pensativos, que no pueden evitarlo, que quieren ser aliviados, pero no pueden hacer nada más que sentarse y lamentarse.

2. Orar por ellos como pobres pecadores. ¿Acaso la Biblia usa algún lenguaje como ése? La Biblia nunca habla de ellos como "pobres pecadores", como si merecieran tener lástima más que culpa. A Cristo en su corazón le dan lástima los pecadores. Y también a Dios le dan lástima. Siente en su corazón todo el fluir de la compasión por ellos, cuando los ve obstinados y determinados por gratificar sus propias concupiscencias ante la perdición de su ira eterna. Pero nunca deja una expresión escapar de él, como si el pecador fuera sólo una "pobre criatura" para tener lástima, como si no pudiera evitarlo. La idea de que es pobre en vez de perverso, infortunado en vez de culpable, alivia al pecador grandemente. He visto al pecador retorcerse en agonía bajo la verdad, en una reunión, hasta que alguien empieza a orar por él como una pobre criatura. Y entonces le corren las lágrimas y se lamenta profusamente, y cree que ha sido grandemente beneficiado por una oración así. "Ah, qué buena oración". Si van y hablan con ese pecador, sabrán que se le está teniendo lástima como una pobre criatura, quizá lamentándose por su condición desdichada, pero sus CONVICCIONES DE PECADO, sus impresiones profundas de la CULPA HORRIBLE se han ido todas.

3. Orar para que Dios ayude al pecador a arrepentirse. "Oh, Señor, facultara a este pobre pecador que se arrepienta ahora". Esto comunica la idea a la mente del pecador que está ahora tratando con toda su fuerza de arrepentirse, y que no puede hacerlo, y por tanto, los cristianos están llamando a Dios para que lo ayude y le faculte hacerlo. La mayoría de los profesantes de religión oran por los pecadores, no para que Dios los haga DISPUESTOS a arrepentirse, sino que los FACULTE, los haga capaces. Con razón sus oraciones no son escuchadas. Alivian al pecador de su sentido de responsabilidad, y eso alivia su angustia, pero es un insulto a Dios, como si Dios hubiera ordenado a un pecador hacer lo que no puede hacer.

4. La gente a veces ora: "Señor, estos pecadores están buscándote con angustia". Este lenguaje es una alusión a lo que sucedió cuando Jesús era niño, y fue al templo a hablar con los rabinos y doctores de la ley. Sus padres, recuerden, andando el camino de un día a casa, antes de que supiesen que no estaba, se regresaron, y luego de buscar por todos lados, encontraron al pequeño Jesús de pie en el templo oyendo y preguntando a los doctores de la ley, y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia". Y entonces esa oración representa a los pecadores buscando a Jesús, y escondiéndose él de ellos, y lo buscan y tratan de encontrarlo, y se preguntan dónde está Jesús y dicen: "Señor, hemos buscado a Jesús estos tres días con angustia". Es una MENTIRA. Ningún pecador ha buscado a Jesús con todo su corazón tres días, o tres minutos, sin poder encontrarlo. Ahí está Jesús de pie a la puerta tocando, y está ahí frente a él pidiéndole, y encarándolo con todas sus excusas falsas. ¡Buscándolo! El pecador puede quejarse y llorar: "Oh, cómo estoy angustiándome y buscando a Jesús". No hay tal cosa; Jesús está buscándote. Y sin embargo cuántas conciencias oprimidas son aliviadas y consoladas al oír esas oraciones.

5. "Señor, ten misericordia de estos pecadores que están buscando tu amor para conocerlo". Ésta es una expresión favorita de muchos, como si los pecadores estuvieran buscando conocer el amor de Cristo y no pudieran. No hay tal cosa. No están buscando el amor de Cristo, sino buscando ir al cielo sin Jesucristo. Como si sólo estuvieran buscándolo, y él tuviera el corazón tan duro que no los deja tenerlo.

6. "Señor, ten misericordia de estos pecadores penitentes", llamando a los pecadores almas penitentes. Si son penitentes, son cristianos. Dar la impresión a un pecador inconverso de que es penitente es hacerle creer una mentira. Pero es muy reconfortante para el pecador, y le gusta retomarla y orar una y otra vez; "Oh Señor, soy una pobre alma penitente. Soy muy penitente y estoy muy angustiado. Señor, ten misericordia de un pobre penitente". ¡Qué engaño tan horrible!

7. A veces la gente ora por los pecadores ansiosos como almas humildes. "Oh Señor, estos pecadores se han humillado". Pues, eso no es cierto. No se han humillado; si lo han hecho, el Señor los hubiera levantado y consolado, como ha prometido. Hay un himno de este carácter, que ha hecho mucho daño. Empieza:

"Venid pecador HUMILDE en cuyo pecho

Miles de pensamientos pasan".

Este himno fue dado por un ministro a un pecador despierto, como aplicable a su caso. Empezó a leer: "Venid pecador humilde". Se detuvo, "pecador humilde, eso no aplica a mí, no soy un pecador humilde". Ah, qué bien fue para él que el Espíritu Santo le enseñara más que ese himno. Si el himno hubiera dicho, venid pecador ansioso, o pecador culpable, o pecador trémulo, hubiera sido suficiente, pero no llamarle pecador humilde. Hay muchos himnos de ese mismo carácter. Es muy común encontrar a pecadores citando los falsos sentimientos de algún himno para excusarse ellos mismos en rebelión contra Dios.

Un ministro me dijo que oyó una oración, hace poco, en estas palabras: "Oh Señor, estos pecadores se han humillado y han venido a ti como ellos saben. Si supieran más, lo harían mejor, pero oh Señor, como van a ti, en la mejor manera que pueden, oramos para que los aceptes y les muestres misericordia". ¡Qué horrible!

8. Muchos oran: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Ésta es una oración que Cristo hizo por sus asesinos. Y, en ese caso, fue cierto, no sabían lo que estaban haciendo, porque no creyeron que Jesucristo era el Mesías. Pero no puede decirse de los pecadores bajo el evangelio, no saben lo que están haciendo. No saben lo que están haciendo. No ven la extensión total de eso, pero saben que están pecando contra Dios, y rechazando a Cristo, y la dificultad es que no están dispuestos para rendirse a Dios. Pero tal oración está calculada para hacerle sentir alivio, y hacerle decir: "Señor, cómo me puedes culpar así, soy una pobre criatura ignorante, no sé lo que se me requiere. Si supiera, lo haría".

9. Otra expresión es: "Señor, dirige a estos pecadores, que están preguntando por el camino de Sion hacia donde volverán sus rostros". Pero este lenguaje es sólo aplicable a cristianos. Los pecadores no tienen sus rostros hacia Sion, sus rostros están puestos hacia el infierno. Y cómo se puede decir que un pecador está preguntando por el camino a Sion, cuando no tiene disposición de ir ahí. La dificultad real es que no está dispuesto a CAMINAR en la forma que sabe que debe ir.

10. La gente ora que los pecadores puedan tener más convicción. U oran que los pecadores puedan ir solemnes y tiernos a casa, y tomar el asunto en consideración, en vez de orar que puedan arrepentirse ahora. U oran como si supusieran que el pecador está dispuesto a hacer lo que se le requiere. Todas esas oraciones son oración como el diablo quiere. Él desea tener esas oraciones y me atrevo a decir que no le importa cuántos son ofrecidas.

A veces he visto en una reunión ansiosa, o cuando los pecadores han sido llamados a las bancas ansiosas, y el ministro ha dado el mensaje de salvación a ellos, quitado las piedras de tropiezo de su camino, y removido toda la oscuridad de sus mentes en varios puntos, y cuando están listos para RENDIRSE, alguien será llamado a orar, y en vez de que ellos se arrepientan ahora, empieza a orar: "Señor, oramos, que estos pecadores puedan ser solemnes, que tengan un sentido hondo de su pecaminosidad, que puedan ir a casa impresionados, de su condición de perdidos, que no puedan intentar hacer nada en su propia fuerza, que no pierdan su salvación y que en tu tiempo y forma, ellos sean llevados a la luz gloriosa y libertad de los hijos de Dios".

En vez de llevarlos al punto INMEDIATO de sumisión, en el momento, les da tiempo de respirar, saca la presión de la convicción, y respira libremente de nuevo y se siente aliviado, se sienta con calma. Así, cuando el pecador es llevado, por así decirlo, y está de pie a la puerta de cielo, una oración así, en vez de empujarlo, hace que retroceda de nuevo. "Ahí, pobrecito, quédate hasta que Dios te ayude".

11. Los cristianos a veces oran de una manera tal para dar la impresión de que CRISTO ES AMIGO DEL PECADOR, en un sentido diferente de lo que es Dios Padre. Oran a él: "Oh, amigos de pecadores" como si Dios estuviera lleno de ira, y venganza severa, presto para aplastar al pobre miserable, hasta que Cristo viene y toma su lugar y lo libera. Ahora todo esto está mal. El Padre y el Hijo están perfectamente de acuerdo, sus sentimientos son los mismos, y ambos están igualmente dispuestos a salvar a los pecadores. Y hacer tal impresión, engaña al pecador, y lo lleva a sentimientos incorrectos hacia Dios. Representar a Dios Padre como encima de él, con la espada de la justicia en su mano, ansioso para asestar un golpe, hasta que Cristo se interpone, no es cierto. El Padre es tanto amigo del pecador como el Hijo. Su compasión es igual. Pero si el pecador tiene esa idea desfavorable de Dios Padre, cómo va a amarlo con todo su corazón para decir "Abba, Padre"

12. La impresión es a menudo dada por una manera de orar que no esperan que los pecadores se arrepientan AHORA, o que esperan que Dios cumpla el deber de ELLOS, o que desean animarlos para confiar en las oraciones de ustedes. Y así, los pecadores son arruinados. Nunca oren para dar la impresión a los pecadores de que secretamente esperan que ya sean cristianos, o que sienten una fuerte confianza de que poco a poco serán, o que más o menos creen que son convertidos ahora. Esto siempre es infeliz. Multitudes son engañadas con consuelo falso de esa forma, y son prevenidos, en ese punto crítico, de la rendición final de ellos a Dios.

Hermanos, encuentro esta área tan amplia que no puedo mencionar todo lo que quisiera. Hay muchas otras cosas que me gustaría tratar esta tarde, pero es ya tarde. Debo terminar brevemente.

OBSERVACIONES.

1. Muchas personas que tratan de esa forma con pecadores ansiosos lo hacen con piedad falsa. Sienten tanta simpatía y compasión que no pueden soportar decirles la verdad, que es necesaria para salvarlos. Como quizá un cirujano, cuando siente que el brazo de un hombre debe ser amputado, o morirá, consiente ese sentimiento de piedad falsa, o sólo le pone yeso, y le da un calmante. No hay benevolencia en eso. La verdadera benevolencia llevaría al cirujano a esconder sus sentimientos, y estar calmado y sereno, con un cuchillo filoso, para cortar el miembro y salvar la vida. Es ternura falsa no hacer nada. Una vez vi a una mujer bajo angustia mental, que había sido llevada a desesperación por meses. Sus amigas habían tratado todos estos consuelos falsos sin efecto, y la llevaron con el ministro. Estaba demacrada, acabada en agonía. El ministro fijó su vista en ella, y derramó la verdad a su mente, la reprendió de una manera incisiva. La mujer que estaba con ella intervino, pensó que era cruel y dijo: "Oh, consuélela, está muy angustiada, no la perturbe más, no puede soportarlo". Se volvió a ella, la reprendió, y la despidió, entonces derramó la verdad como fuego sobre esa pecadora ansiosa, en cinco minutos fue convertida y se fue a casa llena de gozo. La simple verdad quitó todas sus nociones falsas y en unos momentos estaba gozosa de Dios.

2. Ese tratamiento de pecadores ansiosos, que administra consuelo falso, es de hecho cruel. Es cruel como la tumba, tan cruel como el infierno, porque está calculado para enviar al pecador al abismo ardiente. Los cristianos sienten compasión por los ansiosos, como debe ser, pero lo último que deben hacer es encogerse al momento cuando viene una crisis. Deben sentir compasión, pero deben mostrarla como el cirujano, cuando deliberadamente va a trabajar en la correcta y mejor manera, cortar el brazo del hombre, y de esa manera curarlo y salvar su vida. Igualmente, los cristianos deben dejar al pecador ver su compasión y ternura, pero deben tomar el lado de Dios plena y decididamente. Deben exponer al pecador el peor caso, exponer su culpa y peligro, y entonces llevarlo a la cruz e insistir en la sumisión instantánea. Deben tener la firmeza suficiente para hacer esa obra exhaustivamente, y si ven al pecador angustiado y en agonía, tienen que perseverar sin darle salida, no obstante que pueda estar en agonía, perseveren hasta que se rinda.

Hacer eso requiere arrojo. Seguido he estado en circunstancias para saber esto por experiencia. Me he encontrado rodeado de pecadores ansiosos en una angustia tal, como para hacer temblar cada nervio, algunos son vencidos con emoción, se tiran en el suelo, algunos aplican alcanfor para prevenir el desmayo, otro tiemblan como si se fueran al infierno. Ahora supongan que alguien da consuelo falso en un caso así. Supongan que no tiene el arrojo suficiente para llevarlos al punto de sumisión absoluta e inmediata. Cuán inepto es un hombre para confiársele en un caso así.

3. A veces los pecadores se trastornan mediante desesperación y angustia de mente. Si fuera el caso, casi siempre es porque quienes tratan con ellos intentando animarlos con consuelo falso, y de ese modo los llevan a un conflicto con el Espíritu Santo. Tratan de sostenerlos, mientras Dios trata de quebrantarlos. Y poco a poco, la mente del pecador se confunde con esta contrariedad de influencias, ya sea que se trastorne o sea llevado a desesperación.

4. Si van a tratar con pecadores, recuerden que se van a encontrar con ellos en el juicio, y estén seguros de tratarlos de tal forma que si se pierden, será la culpa de ellos. No traten de consolarlos con nociones falsas, y que los reprochen. Más bien supriman la simpatía falsa, y expongan la verdad para que penetre en las coyunturas y tuétanos, en vez de calmarlos con consuelo falso y embaucarlos para alejarlos de Dios.

5. ¡Pecador!, si hablas con cristianos, y te dicen que hagas algo, primero pregunta: "Si hago eso, ¿seré salvo?" Puedes estar ansioso y ser salvo. Puedes orar y no ser salvo. Puedes leer la Biblia y no ser salvo. Puedes usar los medios, a tu manera, y no ser salvo. Lo que te digan, si puedes hacerlo y ser salvo, no hagas caso a sus instrucciones. Están calculadas para darte consuelo falso, y desviar tu atención del objeto principal que se debe hacer y te embauca hacia el infierno. No sigas ninguna dirección, no sea que mueras haciéndolo y entonces no hay retirada.

FINALMENTE, nunca digan a un pecador cualquier cosa, o le den dirección, que lo lleve a detenerse, que no incluya la absoluta sumisión a Dios. Dejarlo que se detenga en cualquier punto como ése es infinitamente peligroso. Supongan que están en una reunión ansiosa, o reunión de oración, y díganle que ore, o lea un libro, o cualquier cosa menos que el arrepentimiento, y se caiga y se rompa el cuello esa noche, ¿a quién se le demandará su sangre? Un joven en Nueva Inglaterra conoció a un ministro en la calle, y le preguntó qué debía hacer para ser salvo. El ministro le dijo que fuera a casa, entrara a su recámara, se arrodillara y diera su corazón a Dios. "Oh Señor", dijo el joven, "me siento muy mal, tengo miedo de que no viva para llegar a casa". El ministro vio su error, y sintió la reprensión, inconscientemente dada por el joven, y le dijo: "Pues bien, da tu corazón a Dios aquí, y ve a casa y a tu recámara y dile eso".

Oh, es suficiente hacer que un corazón sangre para ver tantos consoladores miserables por los pecadores ansiosos, en cuyas respuestas permanece falsedad. Qué tanta cantidad de charlatanería espiritual hay en el mundo, y cuántos "fraguadores de mentira", "médicos nulos" que ni saben más que consolar a pecadores con esperanzas falsas, y los engañan con sus "fábulas profanas y de viejas" y tonterías, o que abren paso a las ternura y simpatía falsas, hasta que no tienen firmeza suficiente para ver la espada del Espíritu aplicada para cortar a los hombres hasta el alma y abrir el corazón desnudo del pecador. ¡Ay!, muchos son puestos en el ministerio, que no tienen la habilidad suficiente para esperar y ver la obra del Espíritu de Dios para hacer su labor de romper los cimientos antiguos y aplastar las esperanzas podridas de un pecador, y quebrantarlo a los pies de Cristo.

 

 

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