LA VERDAD DEL EVANGELIO

CONFERENCIAS SOBRE AVIVAMIENTOS DE RELIGIÓN

por el Rdo. CHARLES G. FINNEY

 

 

CONFERENCIA XV

 

OBSTÁCULOS A AVIVAMIENTOS
TEXTO: --Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros. --NEHEMÍAS 6:3.

 

Este siervo de Dios había llegado de Babilonia para reconstruir el templo y restablecer el culto a Dios en Jerusalén, la ciudad de los sepulcros de sus padres. Cuando Sanbalat se enteró junto con algunos otros, sus aliados, que habían disfrutado de las desolaciones de Sion, que ahora el templo y la ciudad santa estaban por reconstruirse, se opusieron grandemente. Sanbalat y los otros dirigentes trataron de varias maneras de desviar a Nehemías y sus amigos, impedirles hacer la obra; hasta los amenazaron, y luego se quejaron de que se iban a rebelar contra el rey. De nuevo, insistieron que el plan no era piadoso sino político, a lo que Nehemías respondió con una negación sencilla y rápida, "No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas". Finalmente Sanbalat envió un mensaje a Nehemías, solicitándole reunirse en los campos de Ono, para discutir el asunto amigablemente y que se aclararan las diferencias, pero planeaba hacerle mal. Se dieron cuenta de que no podían amedrentar a Nehemías y ahora querían con engaños y artimañas quitarlo de la realización de su obra vigorosa. Pero contestó "Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros".

Siempre se ha dado el caso, cuando cualquiera de los siervos de Dios hace algo por la causa de Dios, que parece que hay probabilidad de que tener éxito, que Satanás y sus agentes con regularidad intentan desviar sus mentes y nulificar sus esfuerzos. Así ha sido durante los últimos diez años, en los que ha habido avivamientos notables por el país. Estos avivamientos han sido grandes, poderosos, y extensivos. Se ha estimado que alrededor de DOSCIENTAS MIL personas han sido convertidas en ese tiempo.

Y el diablo ha estado ocupado con sus maquinaciones para desviar y distraer al pueblo de Dios y apagar sus esfuerzos de ir hacia adelante en la gran obra de la salvación. Al tocar el tema, propongo mostrar:

I. Que un avivamiento de religión es una gran obra.

II. Mencionar varias cosas que pueden detenerlo.

III. Intentar mostrar lo que debe hacerse para continuar con este gran avivamiento.

I. Voy a mostrar que un avivamiento de religión es una gran obra.

Es una gran obra porque en él abarcan grandes intereses. En un avivamiento de religión incluye la gloria de Dios, en lo que se refiere al gobierno de este mundo, y la salvación de los hombres. Dos cosas de importancia infinita se incluyen. La grandeza de una obra es estima por la grandeza de las consecuencias que dependen de ella. Y ésta es la medida de su importancia.

II. Voy a mencionar varias cosas que pueden obstruir un avivamiento.

Algunos han hablado muy neciamente de este tema, como si nada lastimara un avivamiento genuino. Dicen "si tu avivamiento es obra de Dios, no puede ser detenido; ¿acaso puede algún ser creado detener a Dios?" Ahora pregunto si acaso esto es sentido común. Antes se creía que un avivamiento no podía ser detenido porque era la obra de Dios. Y se pensaba que seguiría, sin importar lo que se pudiera hacer para obstaculizarlo, en la iglesia o fuera de ella. Pero entonces el agricultor puede creer del mismo modo, que corte su trigo y dañe la siembra porque Dios hace crecer el grano. Un avivamiento es obra de Dios, y también el cultivo del trigo; y Dios es tan dependiente del uso de los medios de uno u otro. Y por tanto un avivamiento está sujeto a ser dañado como un trigal.

1. Un avivamiento se detendrá cuando la iglesia crea que va a cesar. La iglesia es los instrumentos con lo que Dios continúa esa obra, y va a trabajar en él voluntariamente y con sus corazones. No hay nada más fatal para un avivamiento que sus amigos predigan que va a detenerse. No importa lo que puedan decir los enemigos de la obra, prediciendo que se acabará y no llegará a ningún lado. No pueden detenerlo de esa forma, pero los amigos deben trabajar y orar en fe para seguir. Es una contradicción decir que están trabajando y orando en fe para continuar la obra y creer que va a detenerse. Si pierden su fe, se detendrá, desde luego. Cuando los amigos de los avivamientos empiezan a profetizar que un avivamiento se va a detener, deben ser reprendidos de inmediato, en el nombre del Señor. Si la idea empieza a prevalecer, y no pueden contraatacarla y desenraizarla, el avivamiento cesará infaliblemente, pues es indispensable para la obra que los cristianos trabajen y oren en fe para promoverlo; es una contradicción decir que pueden trabajar en fe para su continuación, mientras creen que está por cesar.

2. Un avivamiento cesará cuando los cristianos consientan que debe cesar. A veces los cristianos ven que un avivamiento está en peligro de parar, y que si algo efectivo no se hace, se detendrá. Si este hecho les apura, los lleva a orar, y hacer esfuerzos renovados, la obra no cesará. Cuando los cristianos aman la obra de Dios y la salvación de las almas tanto como para agobiarse por la simple aprehensión de una declinación, los conducirá a una agonía de oración y esfuerzo. Si no los conduce a la agonía y el esfuerzo para prevenir su terminación, si ven el peligro, y no tratan de prevenirlo, o renovar la obra, CONSIENTEN QUE DEBE DETENRSE. Hay en este momento mucha gente, por todo el país, que ven los avivamientos en declive, que están en gran riesgo de terminarse, y sin embargo manifiestan muy poca preocupación, y parece que les importa muy poco. Todas las iglesias ven su condición, y ven lo que viene, a menos que pueda haber un despertar, y sin embargo están despreocupadas, no gimen y agonizan en oración para que Dios avive su obra. Algunos están incluso prediciendo que va a haber una gran reacción, que viene una gran carencia en la iglesia, como pasó en los días de Whitefield y Edwards. Y sin embargo, no están sorprendidos ante sus propios augurios; están tranquilos al respecto, y se ponen hacer otras cosas. LO CONSIENTEN. Parece como si fueran los pregoneros del diablo, enviados a propagar desaliento por las filas de los elegidos de Dios.

3. Un avivamiento cesará cuando los intentos de los cristianos se vuelvan mecánicos para promoverlo. Cuando su fe es fuerte, sus corazones cálidos y suaves, sus oraciones llenas de emoción santa, y sus palabras con poder, entonces la obra sigue. Pero cuando sus oraciones empiezan a ser frías, sin emoción, y se va su sentimiento de tono profundo, empiezan a trabajar mecánicamente y usar palabras sin sentimiento, entonces el avivamiento cesará.

4. El avivamiento cesará cuando los cristianos tengan la idea de que la obra continuará sin su ayuda. La iglesia es colaboradora de Dios para promover un avivamiento y que la obra pueda llegar tan lejos como la iglesia siga y no más. Dios ha estado tratando por mil ochocientos años de poner a la iglesia en la obra. Ha estado llamando, urgiendo, ordenando, implorando, presionando y animando, para que lo hagan. Ha estado todo este tiempo listo para ponerse a trabajar con ella, pero la iglesia no ha estado dispuesta a hacer su parte. Parece que está determinada a dejárselo a Dios para convertir al mundo, y dice: "si quiere al mundo convertido, que lo haga él". Debe saber que esto es imposible. Hasta donde sabemos, ni Dios, ni el hombre, pueden convertir sin una cooperación de la iglesia. Los pecadores no pueden convertirse sin su propia agencia, pues la conversión consiste en un volver voluntario a Dios. No pueden hacer más los pecadores sin las influencias morales apropiadas para volverlos; esto es, sin la verdad y realidad de las cosas llevadas plenamente a sus mentes por revelación directa o por los hombres. Dios no puede convertir al mundo por su omnipotencia física, sino que está dependiente de la influencia moral de la iglesia.

5. La obra cesará cuando la iglesia prefiera atender sus propias preocupaciones en vez de las de Dios. No admito que los hombres tengan cualquier asunto que sea propiamente suyo, pero lo creen así, y de hecho prefieren lo que consideran como suyo, en vez de trabajar para Dios. Empiezan a creer que no pueden tener tiempo suficiente para sus empleos del mundo para realizar un avivamiento. Y pretenden estar obligados a dejar de atender la religión y hacer que sus corazones vayan en pos del mundo. Y la obra debe cesar, desde luego.

6. Cuando los cristianos se enorgullecen de su gran avivamiento. Quiero decir esos cristianos que han sido instrumentales para promoverlo. Casi siempre es el caso de un avivamiento que parte de la iglesia está muy orgullosa o muy mundana para tomar parte en la obra. Están determinados a mantenerse apartados y esperar, y ven que viene y ven que se va. El orgullo de esta parte de la iglesia no puede detener el avivamiento, pues el avivamiento nunca descansó en ellos. Empezó sin ellos y puede seguir sin ellos. Pueden cruzar sus brazos y no hacer nada más que ver y encontrar fallas, y la obra puede continuar. Pero cuando parte de la iglesia que trabajó, y empezó a creer que ha tenido un gran avivamiento, y cómo ha trabajado y orado, y cuán celosa y valiente ha sido, y cuánto bien ha hecho, entonces es muy posible que la obra decline. Quizá se ha publicado en los periódicos qué gran avivamiento ha habido en la iglesia, y cuán comprometidos han estado los miembros, y piensa cuán alto ha estado en la estimación de otras iglesias, por todo el país, porque han tenido un avivamiento de esa forma. Y entonces se hinchan y envanecen, y ya no pueden disfrutar de la presencia de Dios; el Espíritu se retira de ellos y el avivamiento se detiene.

7. El avivamiento se detendrá cuando la iglesia se canse de su trabajo. Multitudes de cristianos cometen un gran error aquí en tiempos de avivamiento. No piensan y tienen tan poco juicio que rompen todos sus hábitos de vida, descuidan el comer y dormir a sus horas, dejan que el entusiasmo los ofusque y se cansan sus cuerpos, y son tan imprudentes que pronto están exhaustos, y es imposible que sigan en la obra. Los avivamientos con frecuencia cesan, para que siga el declive, de negligencia e imprudencia, en este respecto, de parte de aquellos comprometidos en realizarlos.

8. Un avivamiento cesará cuando la iglesia empiece a especular sobre doctrinas abstractas, que no tienen nada que ver con la práctica. Si la iglesia desvía su atención de los asuntos de la salvación, y se pone a estudiar o disputar puntos abstractos, el avivamiento cesará, desde luego.

9. Cuando los cristianos empiecen a hacer proselitismo. Cuando los bautistas se oponen a los presbiterianos, o los presbiterianos a los bautistas, o ambos contra los metodistas, o los episcopales contra los demás, empiezan a esforzarse para que los convertidos se unan a sus iglesias, pronto verán el fin del avivamiento. Quizá un avivamiento siga por un tiempo, y desaparezcan todas las dificultades, hasta que alguien circule un libro, privadamente, para ganar prosélitos. Quizá un diácono muy celoso, o una mujer rencillosa, o un ministro proselitista, no pueden estarse quietos, y empiezan a trabajar en la obra del diablo, de modo que incitan la amargura, y levantan rivalidad egoísta, ahuyentan al Espíritu y conducen a los cristianos a tomar partido. No habrá más avivamiento ahí.

10. Cuando los cristianos rehúsan rendir al Señor según los beneficios recibidos. Ésta es una fuente fructífera de decadencia religiosa. Dios ha abierto las ventanas de los cielos a la iglesia, y derramádoles una bendición, y entonces razonablemente espera que ellos lleven sus diezmos al alfolí, y planeen y den para Sion; y ¡se han rehusado! No se han dado ellos mismos para promover la causa de Cristo, entonces el Espíritu ha sido contristado y la bendición ha sido retirada, y en algunos casos una gran reacción ha sucedido porque la iglesia no es dadivosa, cuando Dios ha sido tan bondadoso. He sabido de iglesias que evidentemente fueron maldecidas con escasez por tal acción. Tuvieron un avivamiento glorioso, y luego quizá la casa de reunión necesitaba reparación, o algo más se necesitaba que costara algo de dinero, y rehusaron hacerlo, y entonces por su espíritu tacaño Dios los dejó.

11. Cuando la iglesia, de alguna manera, contrista al Espíritu Santo.

(1.) Cuando no sienten su dependencia en el Espíritu. Cuando los cristianos se hacen fuertes en su propia fuerza, Dios maldice sus bendiciones. En muchas instancias, los cristianos pecan contra sus propias misericordias porque se enaltecen de su éxito, y se dan crédito ellos mismos, y no le dan toda la gloria a Dios. Como él dice: "Si no oyereis, y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no os habéis decidido de corazón". Ha habido mucho de eso en este país, sin duda. He visto tantas cosas que así parece, en los periódicos, donde parecía una disposición en los hombres darse el crédito por el éxito de promover avivamientos. Hay sin duda una gran tentación en eso, y requiere de mucha vigilancia de parte de los ministros y las iglesias de cuidarse y no contristar al Espíritu por hombres vanagloriosos.

(2.) El Espíritu puede ser contristado por un espíritu de alardearse del avivamiento. A veces, tan pronto empieza el avivamiento, lo verán difundido en los periódicos. Y muy comúnmente esto matará el avivamiento. Hubo un caso en un estado vecino, donde empezó el avivamiento, e inmediatamente salió una carta de un pastor, diciendo que tenía un avivamiento. Vi la carta, y me dije que era la última vez que oiríamos de ese avivamiento. Y así fue. En unos días, la obra cesó totalmente. Y tales cosas no son raras. Podría mencionar casos y lugares donde las personas han publicado tales cosas para inflar la iglesia, y volverse tan ufanos que muy poco o nada se puede hacer por un avivamiento.

Algunos, bajo la pretensión de publicar cosas para alabar y glorificar a Dios, han publicado cosas que huelen muy fuertemente a una disposición de jactarse ellos mismos, han hecho que su propia agencia sobresalga mucho, como estaba evidentemente calculada para dar una impresión infeliz. En la reunión prolongada hecha en esa iglesia, hace un año en el otoño pasado, había esperanzadamente quinientos convertidos, cuyos nombres y lugares de residencia conocíamos. Un número considerable de ellos ingresó a esa iglesia. Muchos de ellos se unieron a otras iglesias. Nada de esto se dijo en los periódicos. Varias veces se me ha preguntado por qué nos hemos callado tanto sobre el tema. Sólo he podido contestar que había una tendencia tal de exaltación de las iglesias que temía yo publicar cualquier cosa sobre el tema. Quizá me equivoqué. Pero he visto con mucha frecuencia el daño hecho por publicaciones prematuras que pensé que lo mejor era no decir nada. En el avivamiento en esta ciudad, hace cuatro años, mucho se dijo en los periódicos que parecía jactancia que temía publicar. No hablo contra la práctica en sí de publicar los recuentos de los avivamientos, sino la manera de hacerlo es de suma importancia. Si se hace para incitar la vanidad, siempre es fatal para el avivamiento.

(3.) De modo que el Espíritu es contristado por decir o publicar cosas que son calculadas para desestimar la obra de Dios. Cuando se habla con ligereza de una bendita obra de Dios, no rendirle a Dios la gloria debida a su nombre, el Espíritu es contristado. Si algo se dice sobre un avivamiento, den solamente los datos como son, y que se consideren por lo que valen.

12. Un avivamiento puede esperarse que cese cuando los cristianos pierden el espíritu del amor fraternal. Jesucristo no continuará con la gente en un avivamiento más de lo que ellos continúen en el ejercicio del amor fraternal. Cuando los cristianos están en el espíritu de un avivamiento, sienten ese amor, y entonces uno los oirá llamarse hermano y hermana muy afectuosamente. Pero cuando empiezan a enfriarse, pierden ese calor y brillo de afecto por los unos y los otros, y entonces este llamarse hermano y hermana parecerá ridículo y desdeñable y lo dejarán. En algunas iglesias no se llaman entre ellos así, pero cuando hay un avivamiento, los cristianos naturalmente lo hacen. Nunca he visto un avivamiento, y probablemente nunca ha habido uno, en el que no lo hagan. Pero tan pronto empieza a cesar, el Espíritu de Dios es contristado, y se aleja de ellos.

13. Un avivamiento declinará y cesará a menos que los cristianos con frecuencia se vuelvan a convertir. Por esto quiero decir, que los cristianos, a fin de mantenerse en el espíritu de un avivamiento, comúnmente necesitan ser con frecuencia redargüidos, humillados y quebrantados ante Dios, y reconvertirse. Esto es algo que muchos no entienden cuando hablamos sobre un cristiano reconvertido. Pero el hecho es que en un avivamiento el corazón del cristiano está sujeto a encostrarse y perder su gusto exquisito por las cosas divinas; su unción y prevalencia en oración disminuye y entonces debe convertirse otra vez. Es imposible mantenerlo en tal estado sin hacerle daño a la obra, a menos que pase por ese proceso cada vez. Nunca he trabajado en avivamiento en compañía de alguien que se mantenga en la obra y esté apto para manejar un avivamiento continuamente, que no haya pasado por este proceso de quebrantarse tan seguido como en dos o tres semanas. Los avivamientos declinan, comúnmente, porque es imposible hacer que la iglesia sienta su culpa y dependencia como para quebrantarse delante de Dios. Es importante que los ministros entiendan eso, o la obra del cristiano se volverá mecánica y perderán ellos el fervor y poder de prevalecer en Dios. Éste fue el proceso por el que Pedro pasó cuando negó al Salvador, y por el cual al quebrantarse, el Señor lo preparó para la gran obra en el día de Pentecostés. Me sorprendió, hace unos años, que la frase "quebrantándose" era piedra de tropiezo para ciertos ministros y profesantes de religión. Se exponían a la reprensión dada a Nicomedo "¿eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?" Estoy seguro que hasta que alguno de ellos sepa lo que es "quebrantarse", no hará mucho por la causa de los avivamientos.

14. Un avivamiento no puede continuar cuando los cristianos no practican la negación de sí mismos. Cuando la iglesia ha disfrutado un avivamiento y empieza a engordar, y se vuelve ella misma indulgente, el avivamiento pronto cesará, si no simpatizan con el hijo de Dios, quien se dio para salvar a los pecadores; si no está dispuesta a rendir sus lujos, y su tranquilidad, y se ponga a trabajar, no necesita esperar que el Espíritu Santo se derrame sobre ella. Esto es sin duda una de las causas principales de declive personal. Que los cristianos en un avivamiento TENGAN CUIDADO, cuando primero encuentran una inclinación llegando hacia ellos, para aborrecer la negación de sí mismos, y ceder a una indulgencia sí mismos tras otra. Es un ardid de Satanás, sacarlos de la obra de Dios, y que se vuelvan aburridos, engrosados, temerosos, inútiles y sensuales, alejen el Espíritu y destruyan el avivamiento.

15. Un avivamiento puede detenerse por controversias sobre nuevas medidas. Nada es más cierto que echar fuera un avivamiento que eso. Pero como en la conferencia pasada fue sobre el tema de nuevas medidas, no necesito hablar más al respecto.

16. Los avivamientos se pueden apagar por la oposición continua de la vieja escuela, combinado con un espíritu malo en la nueva escuela. Si aquellos que no hacen nada para promover avivamientos siguen en oposición, y si aquellos que están trabajando para promoverlos, se ponen impacientes, y entran en un espíritu malo, el avivamiento cesará. Cuando la vieja escuela escriba sus cartas en los periódicos contra los avivamientos o sus promotores, y la nueva escuela escriba cartas contra ellos, con un espíritu enojado, contencioso y amargado, y se metan en una controversia discordante, los avivamientos cesarán. QUE SE MANTEGAN EN SU OBRA, y no hablen sobre la oposición, ni prediquen, ni escriban al respecto. Si otros publican sus insultos y cosas, que los siervos del Señor mantengan su obra, y todos los escritos y calumnias no detendrán el avivamiento, mientras aquellos comprometidos en él se dediquen a lo suyo, y sigan con su obra. Es sorprendente cuánto se mantiene cierto eso de hecho.

En un lugar donde hubo un avivamiento, ciertos ministros se juntaron contra el pastor de la iglesia, y el plan era arruinarlo, y de hecho lo acusaron ante el presbítero, y el juicio duró seis semanas, en medio del avivamiento, y la obra continuó. Los miembros de la iglesia que oraban se dispusieron a trabajar y siguieron victoriosamente durante todo el proceso. El pastor fue llamado comparecer en el juicio, pero había otro ministro que trabajó con la gente, y los miembros ni siquiera fueron al juicio, generalmente para seguir orando y pidiendo por las almas, y el avivamiento soportó la tormenta. En muchos otros lugares, la oposición ha surgido en la iglesia, pero algunas almas humildes se han mantenido trabajando, y el Dios de gracia ha extendido su brazo y ha hecho avanzar el avivamiento pese a toda la oposición.

Pero cuando aquellos que activamente se comprometen en promocionar un avivamiento ante la irracionalidad y persistencia de la oposición, y sienten como si no pudieran tenerlo, y pierden la paciencia, y sienten como si debieran responder a las objeciones y refutaciones de sus calumnias, entonces ellos van hacia los campos de Ono, y la obra cesará.

17. Cualquier distracción de la mente pública impedirá un avivamiento. Cualquier cosa que sea exitosa para desviar la atención pública, pondrá un alto a un avivamiento. En el caso que he especificado, donde un ministro estuvo ante el presbítero, la razón por la que no se arruinó el avivamiento fue que los miembros de la iglesia que oraban no se distrajeron. Ni siquiera asistieron al juicio, sino que se mantuvieron orando y trabajando por las almas, y así la atención pública se mantuvo en el avivamiento pese a los esfuerzos del diablo.

Pero cuando tiene éxito de absorber la atención pública sobre cualquier otro tema, pondrá fin al avivamiento. No importa cuál sea el tema. Si un ángel del cielo descendiera y predicara, o pasara por las calles, podría ser lo peor en el mundo para un avivamiento, pues haría a los pecadores volver a sus pecados, para seguir a ese ser glorioso, contemplarlo, y el avivamiento cesaría.

18. La resistencia a la reforma de la abstención de bebidas alcohólicas pondrá un alto a los avivamientos en una iglesia. El tiempo ha llegado que ya no más puede ser inocente una iglesia al estar distante de esta reforma gloriosa. El tiempo fue cuando eso podía hacerse en ignorancia. El tiempo ha sido cuando los ministros cristianos podían disfrutar avivamientos, pese a que el licor era usado entre ellos. Pero desde que la luz fue puesta en el tema, se ha encontrado que su uso es sólo lastimoso, ningún miembro de la iglesia o ministro puede ser inocente y ser neutro en la causa. Deben hablar y tomar partido. Y si no toman uno, su influencia es en el otro. Muéstrenme un ministro que ha tomado una posición contra la reforma de la abstención de bebidas alcohólicas que haya tenido un avivamiento. Muéstrenme uno ahora que mantenga su distancia y que tenga un avivamiento. Muéstrenme uno que ahora temporiza en este punto que no salga y se ponga a favor de la abstención de bebidas alcohólicas que tenga un avivamiento. No era así. Pero ahora el tema ha surgido, y ha sido discutido, y es entendido, ningún hombre puede cerrar sus ojos ante la verdad. Las manos del hombre están ROJAS DE SANGRE quien mantiene su distancia de la causa de la abstención de bebidas alcohólicas. ¿Y puede tener un avivamiento?

19. Los avivamientos son obstruidos cuando los ministros y las iglesias toman una posición equivocada en cuando a cualquier asunto relacionado con derechos humanos. Tomen el asunto de la ESCLAVITUD, por ejemplo. El tiempo era cuando este tema no estaba ante la mente pública. John Newton siguió con el comercio de esclavos después de su conversión. Y así su mente había sido pervertida, y tan completamente cauterizada, en cuanto a este tráfico tan notoriamente nefasto que la pecaminosidad de eso nunca pasó por su pensamiento hasta tiempo después de que se volvió un hijo de Dios. Si la luz hubiese sido derramada en su mente previo a su conversión, nunca hubiera podido haberse convertido sin previamente abandonar ese pecado. Y luego de su conversión, cuando se convenció de la iniquidad de eso, ya no pudo disfrutar de la presencia de Dios, sin dejar ese pecado por siempre. Del mismo modo, sin duda muchos comerciantes de esclavos y dueños de esclavos en nuestro país han sido convertidos, no obstante su participación en esta abominación, porque la pecaminosidad de eso no era aparente a sus mentes. Así ministros e iglesias, en gran parte del país, han mantenido su paz, sin dar testimonio contra esta abominación terrible, que existe en la iglesia y la nación. Pero recientemente, el tema ha sido llevado a discusión, y la providencia de Dios lo ha traído claramente ante los ojos de todos los hombres. La luz ahora es dada sobre este tema, como ha sido en la causa de la abstención de bebidas alcohólicas. Los hechos son exhibidos, los principios establecidos, y la luz arrojada en las mentes de los hombres, y este monstruo es arrastrado fuera de su guarida horrenda y exhibido ante la iglesia, y se les demanda a ellos, "¿ES PECADO ESO?" Su testimonio debe ser dado sobre el tema. Son testigos de Dios. Han jurado decir "la verdad y toda la verdad, y nada más que la verdad". Es imposible que su testimonio no deba darse, de un lado o del otro. Su silencio ya no puede más dar cuenta del principio de ignorancia y que nunca hayan puesto su atención en el asunto. Consecuentemente, el silencio de los cristianos en eso es virtualmente decir que no consideran pecado la esclavitud. La verdad es que es un asunto en el que no pueden ellos guardar silencio sin culpa. El tiempo ha llegado, en la providencia de Dios, cuando la brisa del sur se llene de los gritos de lamentación y dolor. Dos millones de impíos degradados en su propia tierra levantan sus manos, todas ensangrentadas y encadenadas, y envían a la iglesia de Dios el grito agonizante de ayuda. ¿Y la iglesia, en sus esfuerzos para recuperar y salvar al mundo, se ensordecerá a esa voz de agonía y desesperación? Ni lo mande Dios. La iglesia no puede alejarse de ese asunto, el cual es para que la iglesia y la nación decida y Dios lo empujará para una decisión.

Es en vano que las iglesias lo resistan por temor de distracción, contienda y conflicto. Es en vano considerarlo un acto de piedad el alejar el oído del grito de desesperación.

La iglesia debe testificar, y testificar "la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad" en este asunto, o cometerá perjurio, y el Espíritu de Dios se apartará de ella. Está bajo juramento testificar, y los ministros e iglesias que no lo pronuncien pecado llevarán falso testimonio para Dios. Es sin duda cierto que una de las razones por el estado bajo de religión en este tiempo es que muchas iglesias han tomado el lado equivocado en el tema de la esclavitud, han sufrido prejuicio para prevalecer sobre el principio, y han temido llamar eso abominación por su nombre verdadero.

20. Otra cosa que obstaculiza los avivamientos es descuidar los reclamos de las misiones. Si los cristianos no sienten por los impíos, descuidan el concierto mensual, y limitan su atención a su propia iglesia, ni siquiera leen el Missionary Herald (Heraldo Misionero), o usan cualquier otro medio para informarse sobre el tema de los reclamos del mundo, y rechazan la luz que Dios está arrojando ante ellos, y no hacen lo que Dios los llama a hacer en esa causa, el Espíritu de Dios se apartará de ellos.

21. Cuando una iglesia rechaza los llamados de Dios en ella para educar a los jóvenes para el ministerio, obstaculizarán y destruirán un avivamiento. Vean la iglesia presbiteriana, vean a las 200,000 almas convertidas dentro de 10 años, los medios suficientes para llenar el mundo con ministros, y sin embargo el ministerio no está aumentando tan rápido como la población de nuestro país, y a menos se pueda hacer algo más para proveer ministros, nos volveremos impíos nosotros. Las iglesias no presionan a los jóvenes en su deber de estar en el ministerio. Dios derrama su Espíritu en las iglesias, y convierte cientos de miles de almas, y si entonces los trabajadores no salen a la cosecha, lo que más puede esperarse es que la maldición de Dios venga sobre las iglesias, y su Espíritu se retire y los avivamientos cesen. Sobre este tema ningún ministro, ninguna iglesia debe estar callado o inactivo.

22. Los avivamientos que difaman con frecuencia se echarán abajo. El gran avivamiento del Presidente Edwards sufrió grandemente por la conducta de la iglesia en este asunto. Es de esperarse que los enemigos de Dios denigren, malinterpreten y difamen los avivamientos. Pero cuando la iglesia se ocupa en eso, y muchos de sus miembros muy influyentes están ayudando e incitando para calumniar y malinterpretar una gloriosa obra de Dios, es razonable que el Espíritu sea contristado. No se puede negar que esto se ha hecho, hasta cierto punto doloroso y deshonroso para Dios. Se ha estimado que en un año, desde que ese avivamiento comenzó, CIEN MIL ALMAS se convirtieron para Dios en los Estados Unidos. Esto fue sin duda el mayor número de convertidos en un año desde que el empezó el mundo. No puede esperarse que, en un entusiasmo de ese alcance, entre seres humanos, no haya nada que deplorar. Esperar perfección en una obra de ese alcance desde luego, hasta cierto punto, y realizado por instrumentación humana, sea totalmente razonable y absurdo. Males sin duda existieron y han existido. Eran de esperarse desde luego, y de estar alertas, en lo posible. Y no creo que la historia del mundo pueda proveer una instancia de la que un avivamiento, abordando esta magnitud e influencia, se haya ocupado de muy pocos males, y muy poco para que honestamente sea deplorable.

Pero ¿cómo ha sido tratada esta bendita obra de Dios? Admitir todos los males de los que se quejan sean reales, que están muy lejos de ser ciertos, sólo serían como manchas en el disco del sol glorioso; las cosas difícilmente están para pensarse, en comparación con la grandeza y excelencia infinitas de la obra. Y sin embargo, ¿cómo una gran porción de la iglesia presbiteriana ha recibido y tratado esta bendita obra de Dios? Y en la asamblea general que el cuerpo serio de hombres que representa la iglesia presbiteriana en medio de esta gran obra, en vez de señalar un día de gracias, en vez de alabar y glorificar a Dios por la grandeza de su obra, oímos de ellos la voz de la reprensión. Por reportes que fueron dados de discursos hechos ahí, parece que el lugar se llenó de quejas. En vez de planear medidas para ir adelante en la obra, su atención parecía centrarse en los comparativamente males insignificantes que fueron incidentales de ella. Y después de mucha queja, asignaron un comité, y publicaron una "carta pastoral" a las iglesias, con el propósito de levantar sospechas, sofocar el celo de la gente de Dios, y desanimarlos de dar gloria a Dios por la grandeza de la bendición, encontrando falla y quejándose de los males. Cuando oí lo que se había hecho en la asamblea general, cuando leí sus discursos, cuando vi su carta pastoral, mi alma enfermó, un sentimiento inexplicable de angustia subió a mi mente, y sentí que Dios "visitaría" la iglesia presbiteriana por una conducta así. Y desde entonces, la gloria se ha apartado y los avivamientos han sido cada vez menos frecuentes y menos poderosos.

Y ahora desearía que se supiera, si esos ministros que pusieron esas quejas a la asamblea general, y que fueron instrumento para hacer la carta pastoral, han sido desde entonces bendecidos en promover avivamientos de religión, si el Espíritu de Dios ha estado sobre ellos, y si sus iglesias pueden testificar que tienen una unción del Santo.

23. Dificultades eclesiásticas son calculadas para alejar al Espíritu y destruir los avivamientos. Siempre ha sido la política del diablo desviar la atención de los ministros de la obra del Señor para disputas y litigios eclesiásticos. El Presidente Edwards fue obligado a dedicarse mucho tiempo a disputas ante los concilios eclesiásticos, y en nuestros días, y en medio de estos grandes avivamientos de religión, estas dificultades se han multiplicado alarmante y vergonzosamente. Algunos de los ministros más eficientes en la iglesia han sido suspendidos de sus esfuerzos directos para ganar almas para Cristo, para asistir día tras día, en algunas instancias, semana tras semana, por los cargos preferidos contra ellos, o sus colaboradores en el ministerio, que nunca pudieron sostenerse.

Vean Filadelfia: qué interminables y desgraciadas querellas han distraído y lastimado a la iglesia de Dios en esa ciudad, y por todo el país. Y en la iglesia presbiteriana estas dificultades eclesiásticas en general han producido males suficientes para que la creación llore. El hermano Beman fue perversa y vergonzosamente suspendido por promover avivamientos para comparecer un juicio ante su propio presbiterio, por los cargos que, si eran ciertos, eran de los más ridículos, pero que nunca fueron sostenidos. Y desde esa vez una gran parte de su tiempo, parecería necesario, ha sido dedicado para arreglar las dificultades eclesiásticas. Una considerable parte de su tiempo durante años, los hermanos Duffield de Carlisle, Barnes de Filadelfia, y otros de los ministros de Dios más exitosos, han sido impedidos por estas dificultades. ¡Oh, no lo anuncien en Gat! ¿Cuándo esos ministros y profesantes de religión, que hacen poco o nada, dejarán en paz a otros para que hagan la obra de Dios?

24. Otra cosa por la que los avivamientos pueden ser obstaculizados es la censura por ambos lados, especialmente en aquellos que se han ocupado de sacar adelante un avivamiento. Es de esperarse que los opositores de la obra estén atentos al titubeo de sus amigos, y se asegurarán de censurarlos por todo lo que está mal, y con frecuencia por aquellos que están bien. Especialmente se espera que muchas observaciones censuradoras y poco cristianas se harán sobre aquellos que son los instrumentos más prominentes en promocionar un avivamiento. Esta censura de parte de los opositores de la obra, sea fuera o dentro de la iglesia, sin embargo, no podrá poner un alto al avivamiento. Mientras sus promotores se mantengan humildes, y en un espíritu de oración, mientras no se desquiten, sino sus almas posean paciencia, mientras ellos no sufran para ser desviados para recriminar y alejar el espíritu de oración, la obra seguirá adelante; como en el caso referido, donde un ministro estuvo en juicio seis semanas en medio de un avivamiento. Ahí la gente se quedó en el polvo, oró, no tanto por su ministro, pues lo habían dejado con Dios, sino con fuertes gemidos y lágrimas suplicando a Dios por los pecadores. Y Dios los oyó, los bendijo y la obra continuó. La censura por quienes se oponen a la obra es mínima para ser temida, pues no tienen el Espíritu, y nada depende de ellos, y pueden obstruir la obra sólo tanto como ellos mismos tengan influencia personalmente. Pero los otros tienen el poder del Espíritu Santo, y la obra depende del mantenerse en un temple correcto. Si se equivocan y alejan al Espíritu, no hay ayuda, la obra debe cesar. Cual sea la provocación, por tanto, que los promotores de esta bendita obra puedan tener, si cesa, la responsabilidad es suya. Y uno de los hechos más alarmantes, en cuanto a este asunto, es que en muchas instancias, aquellos que se han ocupado en sacar adelante la obra, parecen haberse perdido el Espíritu. Se van por otro lado, y empiezan a pensar que la oposición ya no debe tolerase más, que deben salir y responder lo que dicen los periódicos. Debe saberse y entenderse universalmente que cuando los amigos y promotores de estos grandes avivamientos sufren ellos mismos por ser censurados por las quejas de los periódicos, para intentar defenderse ellos mismos, y responden a quienes escriben contra ellos, el espíritu de oración se irá completamente y la obra cesará. Nada es más perjudicial para los avivamientos de religión, y así se ha encontrado siempre, que sus promotores escuchen la oposición y empiecen a responder. Esto fue cierto en los días del Presidente Edwards como ustedes, que conocen el libro sobre avivamientos, han de estar muy al tanto.

III. Procedo a mencionar algunas cosas que deben hacerse para continuar este gran y glorioso avivamiento de religión, que ha estado en progreso los últimos diez años.

1. Debe haber gran y profundo arrepentimiento de parte de los ministros. NOSOTROS, hermanos, debemos humillarnos ante Dios. No ayuda suponer que es suficiente llamar a la gente al arrepentimiento. Debemos arrepentirnos, debemos tomar la iniciativa en arrepentimiento, y entonces llamar a la iglesia a que lo haga.

Especialmente deben arrepentirse aquellos que han tomado la iniciativa de producir sentimientos de oposición y desconfianza en cuanto a avivamientos. Algunos ministros han limitado su oposición contra los grandes avivamientos y medidas de avivamientos a sus propias congregaciones, y creado tales sospechas entre su propia gente como para prevenir que la obra se propague y prevalezca entre ellos. Tales ministros harían bien en considerar las observaciones del Presidente Edwards sobre el tema.

"Si los ministros nunca predican buena doctrina, se toman la molestia y trabajan para su obra, pero, si un día como éste, muestran a su gente que esta obra no les afecta, sino que están dudosos y tienen sospechas, muy posiblemente harán a la gente más daño que bien, pues el mismo marco de una obra tan extraordinaria de Dios, si la gente sufre por creer que es su obra, y el ejemplo de otros lugares, junto a qué predicación pueden oír ocasionalmente, es muy probablemente que tengan mucha mayor influencia en las mentes de su gente, para despertar y animarla en la religión que todas sus labores con ella: y además la opinión de su ministro no sólo concebirá sospecha en ella de la obra que oyeron de fuera, según la cual la mano de Dios aparece en ella, y perderá su influencia en sus mentes, sino tenderá a crear sospecha de todo de esa naturaleza, que aparecerá entre ellos mismos, como siendo algo de la misma indisposición que se ha vuelto epidemia en el país, y esto es, en efecto, crear sospecha de toda religión vital, y poner a la gente hablar contra ella, y desanimando, cuando aparezca, pegándole en la cabeza tan rápido como surja. Y nosotros que somos ministros, al ver esta obra, año tras año, con un gesto de desagrado, eficazmente mantendremos a las ovejas lejos de los pastos, en vez de ser pastores para ellas, para alimentarlas; y nuestra gente estaría mejor sin un ministro en un día como éste.

Otros han sido más públicos con miras a ejercer una influencia más amplia. Algunos han escrito para periódicos. Algunos con alto prestigio en la iglesia han circulado cartas que nunca fueron imprimidas. Otros han tenido que imprimir sus cartas y las han circulado. Parece haber un sistema de redacción de cartas por el país calculadas para crear desconfianza. En los días del Presidente Edwards, sustancialmente se buscó el mismo fin, como dice en su obra sobre avivamientos:

"Debe tenerse sumo cuidado que la imprenta deba mejorarse para ningún fin contrario al interés de esta obra. Leemos que cuando Dios peleó contra Sísara por la liberación de su iglesia oprimida, los que manejaban el punzón de escribiente vinieron al auxilio del Señor en ese asunto, Jueces 5: 14. Cual fuera el tipo de hombres en Israel que intentaba ser, pero como las palabras fueron redactadas por un Espíritu que tenía un panorama perfecto de todos los eventos hasta el fin del mundo, y tenía un ojo especial en esa canción, para la liberación de la iglesia de Dios, en los últimos días, de la que esta liberación de Israel fuera de un tipo, es probable que tuvieran respeto a los autores, aquellos que debieron pelear contra el reino de Satanás con sus punzones. Aquellos por tanto que publican panfletos para desventaja de esta obra, y tienden directa o indirectamente a ponerla bajo sospecha, para desanimarla u obstruirla, harán bien en considerar si esto no es ciertamente la obra de Dios, y si es, es probable que Dios vaya por delante como fuego para consumir todo lo que se ponga en su camino, y queme esos panfletos; y si no hubiese riesgo de que el fuego que se encienda en ellos queme a los autores".

Todos ellos deben arrepentirse. Dios nunca los perdonará, ni ellos volverán a disfrutar de su bendición en su predicación, ni serán honrados para trabajar en los avivamientos hasta que se arrepientan. En este deber urgía el Presidente Edwards a los ministros en sus días, en los términos más contundentes. Ha habido sin duda ahora, como en ese entonces, fallas en ambos lados. Y debe haber un arrepentimiento profundo, y confesión mutua de las fallas de ambos lados.

"Debe hacerse mucho en la confesión de las faltas de ambos lados; pues indudablemente muchas y grandes son las faltas que se han cometido en querellas, confusiones, y mezclas de luz y oscuridad, que han acontecido. No hay deber más contrario a las disposiciones corruptas, y mortificantes al orgullo del hombre, pero debe hacerse. El arrepentimiento de faltas, en una manera peculiar, un deber apropiado, cuando el reino del cielo está a la mano, o cuando especialmente esperamos o deseamos que venga, como sucede con la predicación de Juan el Bautista. Y si Dios ahora audiblemente nos llama a arrepentirnos, entonces también nos llama a hacer las manifestaciones apropiadas de nuestro arrepentimiento. Estoy persuadido que aquellos que se han opuesto abiertamente a esta obra, o han hablado de vez en cuando ligeramente de ella, no pueden ser excusados a la vista de Dios sin abiertamente confesar sus faltas, especialmente si son ministros. Si ellos en alguna manera, directa o indirectamente, se han opuesto a la obra, o se han comportado así en las conversaciones públicas o privadas, como ha perjudicado a las mentes de su gente contra la obra, si de ahí en adelante son convencidos de la bondad y divinidad a la que se han opuesto, no deben por ningún motivo paliar el asunto, y excusarse, y pretender que siempre pensaron así, y que eran tales y tales imprudencias contra las que se quejaron, sino que deben abiertamente declarar con convicción, y condenarse ellos mismos por lo que han hecho, pues si es Cristo contra quien han hablado, hablando ligeramente, y perjudicando a otros contra la obra; en efecto, peor que eso, es el Espíritu Santo. Y aunque lo hayan hecho en ignorancia e incredulidad, sin embargo cuando averigüen con quién han estado en contra, sin duda Dios los agarrará públicamente para confesarlo".

"Y en el otro lado, si aquellos que han sido celosos para promover la obra, en una de las instancias previamente mencionadas se han abiertamente alejado, y han hecho aquello que es contrario a las reglas cristianas, que han abiertamente herido a otros, o grandemente violado el buen orden, y han hecho aquello que ha lastimado la religión, deben públicamente confesarlo, humillarse, como si juntarán piedras, y prepararan el camino de la gente de Dios. Ellos que han sido grandes piedras de tropiezo en el camino de otros por su transgresión abierta, están destinados a removerlas por su arrepentimiento abierto".

Hay ministros hoy, no lo digo con falta de bondad, sino en fidelidad, y lo haría si los tuviera ante mí mientras lo digo, quienes parecen haber ocupado mucho de su tiempo por años en sólo actuar, hablar y escribir de tal manera como para levantar sospechas en cuanto a avivamientos. Y no puedo dudar que sus iglesias, como dice el Presidente Edwards, estén mejor sin ningún ministro, a menos que se arrepientan y vuelvan a obtener su bendición.

2. Esas iglesias que se han opuesto a los avivamientos deben humillarse y arrepentirse. Las iglesias que se han mantenido distantes u obstaculizado la obra deben arrepentirse de su pecado o Dios no irá con ellos. Vean a las iglesias ahora, que han propagado sospechas de los avivamientos. ¿Disfrutan los avivamientos? ¿Desciende el Espíritu Santo sobre ellas para ensancharlas y edificarlas? Hay una de las iglesias en esta ciudad, donde la junta ha estado publicando en los periódicos lo que llaman su "Acto y Testimonio", calculada para incitar una sospecha irrazonable y sin fundamento contra muchos ministros que están trabajando exitosamente para promover avivamientos. ¿Y cuál es el estado de esa iglesia? ¿Ha tenido un avivamiento? ¿Por qué parece por el reporte oficial a la Asamblea General que ha disminuido en un año 27 por ciento? Y todas esas iglesias continuarán disminuyendo pese a todo lo demás que pueda hacerse, a menos que se arrepientan y tengan un avivamiento. Pueden pretender ser muy piadosas, celosas para honrar a Dios, pero Dios no les creerá que son sinceras. Y manifestará su displicencia al no derramar su Espíritu. Si tuviera una voz lo bastante fuerte, me gustaría que me oyeran cada una de esas iglesias y ministros que han calumniado los avivamientos cuando les digo que creo que han ayudado a traer el paño mortuorio en la iglesia, y que la maldición de Dios está sobre ellos, y permanecerá a menos que se arrepientan. Dios ya ha enviado estrechez a sus almas y muchos de ellos lo saben.

3. Aquellos que se han ocupado de promover la obra también deben arrepentirse. De lo que hayan hecho que estaba mal deben arrepentirse, o los avivamientos no regresarán como en los días pasados. Deben arrepentirse cuando un espíritu equivocado ha sido manifestado, o se han irritado y provocado la oposición, y perdido los estribos, o errado la fidelidad cristiana por palabras duras y un espíritu equivocado. Aquellos que se han opuesto nunca podrían detener un avivamiento, a menos que aquellos que lo promueven se equivoquen. Entonces debemos arrepentirnos si hemos dicho cosas que fueran censuradoras, u orgullosas, o arrogantes, o severas. En un tiempo así, no es para justificarnos nosotros mismos. Nuestro primer llamado es para arrepentirnos. Que cada uno se arrepienta de sus propios pecados, y no riña, ni pelee sobre quién debe ser culpado más.

4. La iglesia debe tomar el fundamento correcto en cuanto a política. No supongan ahora que voy a predicar un sermón político, o que deseo que se unan a un partido político cristiano. No, no creo en eso. Pero el tiempo ha llegado que los cristianos deben votar por hombres honestos, que tomen un fundamento consistente en política, o el Señor los maldecirá. Deben ser hombres honestos en vez de votar por un hombre porque pertenece a su partido, Bank o contra Bank, Jackson o contra Jackson, deben encontrar si es honesto, recto y digno de confianza. Deben hacer que el mundo vea que la iglesia no tendrá a un hombre en el cargo sabiéndose que es un sinvergüenza, o adúltero, o irrespetuoso del Día del Señor, o jugador, o borracho. Tal es la propagación de la inteligencia y facilidad de comunicación en nuestro país que todo hombre sabe por quién da su voto. Y si da su voto sólo por hombres honestos, el país estará obligado a tener gobernantes rectos. Todos los partidos estarían obligados a poner a hombres honestos como candidatos. Los cristianos han tenido muchísima la culpa en este asunto. Pero el tiempo ha llegado cuando deben actuar de manera diferente, o Dios maldecirá a esta nación, y retirará su Espíritu. En cuanto al tema de esclavitud y abstención de bebidas alcohólicas, la iglesia debe actuar correctamente, o el país será arruinado. Dios no puede sostener a este país bendito y libre, al que amamos y por el que oramos, a menos que la iglesia tome el fundamento correcto. La política es parte de la religión en un país como éste, y los cristianos deben cumplir con su deber con el país como parte de su deber a Dios. Parece que a veces como si los cimientos de la nación se pudrieran y los cristianos parecieran que actúan como si pensaran que Dios no ve lo que hacen en política. Pero les digo, sí lo ve, y bendecirá o maldecirá a este país según el curso que se tome.

5. Las iglesias deben tomar la base correcta sobre el tema de la esclavitud. Y he aquí la pregunta, ¿Cuál es la base correcta? Y PRIMERO estableceré algunas cosas que deben evitarse.

(1.) Primero, debe evitarse un espíritu malo. Nada es más calculado para lastimar la religión y a los esclavos que los cristianos se metan en una controversia molesta en el tema. Es un tema en el que no se necesita que haya una controversia así entre cristianos. Los esclavistas, como los bebedores de licor, podrán intentar justificarse a sí mismos, y se podrán enojar con aquellos que acusan sus conciencias, y les llaman a dejar sus pecados. Aquellos profesantes orgullosos de religión que piensan en alguien a quién culpar, o creen que es una vergüenza tener piel negra, podrán dejar que sus prejuicios prevalezcan, como taparse sus oídos, y estar dispuestos a reñir con aquellos que les insisten en el tema. Pero lo reitero, el tema de la esclavitud es un tema en el que los cristianos, hombres de oración, no necesitan y ni tienen que diferir.

(2.) Otra cosa que debe evitarse es un intento de una postura neutral en ese tema. Los cristianos no pueden tener una posición neutral en este tema, desde que ha salido a discusión, como si pudieran tomar una posición neutral en el tema de la santificación del Día del Señor. Es un gran pecado nacional. Es un pecado de la iglesia. Las iglesias por su silencio, y por permitir a los dueños de esclavos que pertenezcan a su comunión, lo han consentido. Todas las denominaciones han sido de una u otra forma culpables, aunque los cuáqueros en los últimos años se han lavado las manos de ella. Es en vano que las iglesias finjan que es meramente un pecado político. Lo reitero, es el pecado de la iglesia, que todas las denominaciones han consentido. Lo han declarado virtualmente legal. El mero hecho de los dueños de esclavos que sufren calladamente por permanecer en buena posición en sus iglesias es la expresión pública más fuerte de sus posturas de que no es pecado. Para la iglesia, por tanto, pretender tomar una posición neutral en el tema es perfectamente absurdo. El hecho es que ella no tiene para nada ninguna posición neutral. Mientras tolere a los dueños de esclavos en su comunión, JUSTIFICA LA PRÁCTICA. Y pues de una vez que un enemigo de Dios finja que no es ni pecador ni santo, que fuera a tomar una posición neutral, y orara "oh Señor bueno y diablo bueno", porque no sabía de qué lado sería más popular.

(3) Sumo cuidado debe tomarse para evitar un espíritu censurador en ambos lados. Es un tema en que ha habido, y quizá habrá por algún tiempo futuro, una diferencia de opinión entre cristianos, como el mejor método para zafarse de la cuestión. Y debe ser tratado con gran paciencia de ambos lados. Un espíritu denunciante, que impugna los motivos de cada uno, es poco cristiano, calculado para contristar al Espíritu de Dios, y desanimar los avivamientos, e igual de injurioso para la iglesia y a los mismos esclavos.

En SEGUNDO lugar, mencionaré varias cosas, que en mi juicio la iglesia está imperativamente llamada a tratar este tema:

(1.) Los cristianos de todas las denominaciones deben hacer a un lado el prejuicio e informarse sobre el tema sin demora. Muchísimas multitudes de profesantes de religión han consentido el prejuicio a tal grado como para estar indispuestas a leer y oír, y llegar a un entendimiento correcto del tema. Pero los cristianos no pueden orar en ese estado mental. Desafío a cualquiera a poseer un espíritu de oración mientras tenga mucho prejuicio para examinar esto, o cualquier otra cuestión del deber. Si la luz no los alumbró, los cristianos podrían permanecer en la oscuridad en este punto, y aún poseer el espíritu de oración. Pero si rehúsan venir a la luz, no pueden orar. Ahora llamo a todos los que están presentes, y que no han examinado este tema porque estaban indispuestos a examinarlo para que digan si tienen el espíritu de oración. Donde los ministros, cristianos individuales, o las iglesias completas, resistan la verdad en este punto ahora, cuando es ampliamente difundida ante la mente pública, no creo que puedan disfrutar de un avivamiento de religión.

(2.) Escritos que contengan discusiones sobrias y sensatas en el tema, y tales desarrollos de los hechos como están ante el público, deben callada y extensivamente circularse, y deben cuidosamente y en oración examinarse por toda la iglesia. No quiero decir por esto que la atención de la iglesia debe ser absorbida por esto para descuidar la cuestión principal de salvar almas en medio de ella. No quiero que tales movimientos prematuros en ese tema deban hacerse como para dejar pasmada a la comunidad cristiana, e involucrarla en un alboroto, sino que los hombres de oración deben actuar sensatamente, y que, tan pronto como la información suficiente se pueda difundir a través de la comunidad, las iglesias deban mansa, pero FIRMEMENTE, tomar una posición decidida en el tema y expresar ante toda la nación y el mundo su aborrecimiento de este pecado.

El entusiasmo antimasónico que prevaleció hace unos años hizo tal desolación en las iglesias, y produjo por un tiempo aislamiento de sentimiento y animosidad entre los ministros y la gente, y la primer introducción de este tema ha sido atendida con tales conmociones, que muchos ministros buenos, que enteramente se oponen a la esclavitud, temen introducir el tema entre la gente, preocupados que sus iglesias no tengan la religión suficiente para tratarlo y considerarlo calmadamente, y decidir en él con el espíritu del evangelio. Sé que hay peligro en esto. Pero el tema debe presentarse a las iglesias. Si se introduce con discreción y gran oración, hay muy pocas iglesias que han gozado de avivamientos, y que actualmente en cualquier lugar estén cercanas a un espíritu de avivamiento, que puede ser que no reciban la verdad en este asunto. Que no haya error aquí. La exposición de William Morgan de la masonería fue publicada en 1826. La agitación consecuente y discusión siguió hasta 1830. Mientras las iglesias llevaron a cuestas muy generalmente su testimonio contra la masonería, y resolvieron que no tendrían comunión con masones adherentes. Como consecuencia, las logias masónicas generalmente se desbandaron y entregaron sus actas. Hubo una estampida general de cristianos profesantes de las logias. Esto preparó el camino, y en 1830, el más grande avivamiento había entonces comenzado en el centro de la región antimasónica, y se propagó por todos lados donde la acción de la iglesia había sido tomada hasta llegar a 100,000 almas convertidas.

Quizá ninguna iglesia en este país ha tenido un juicio más severo en este tema que ésta, Fueron una iglesia joven y en mayor parte cristianos inexpertos. Y muchas circunstancias conspiraron, en mi ausencia, para producir confusión y un sentimiento equivocado entre ella. Pero ahora que estoy familiarizado con el estado de sentimiento en esta iglesia, no sé de ninguna mala voluntad entre ella en este tema. El Señor nos ha bendecido, el Espíritu ha sido destilado sobre nosotros, y números considerables se han añadido a nuestra comunión cada mes desde mi regreso. Hay sin duda en esta iglesia aquellos que sienten en este tema en grados diferentes. Y sin embargo, puedo honestamente decir que no estoy consciente de la menor diferencia en sentimiento entre ellos. Hemos desde el inicio, previo a mi salida al extranjero, tomado la misma posición en el tema de esclavitud del que tenemos sobre la abstención de bebidas alcohólicas. Hemos excluido de nuestra comunión a dueños de esclavos y a todos los involucrados en el tráfico. Por algunos fuera de esta iglesia, esta acción ha sido censurada como injustificable y falta de amor, y por ningún motivo daría mi juicio, o el ejemplo de esta iglesia, una regla para el gobierno de otros ministros e iglesias. Aún, concienzudamente creo que el tiempo no está lejano cuando las iglesias se unan en esta expresión de aborrecimiento contra este pecado. Si no bautizo la esclavitud por un nombre suave y cristiano, si la llamo PECADO, la consistencia y conciencia sobre la conclusión inevitable, que mientras el pecado sea preservado, los perpetuadores no son sujetos aptos para la comunión y convivencia cristianas.

A esto se objeta que hay muchos ministros en la iglesia presbiteriana que son dueños de esclavos. Y se dice que es muy inconsistente que rehusemos hacer sufrir a un dueño de esclavos que venga a nuestra comunión, y sin embargo que pertenezca a la misma iglesia con ellos, que se siente con ellos en las asambleas eclesiásticas, los reconozca como sus ministros. A esto respondo, que no tengo poder para tratar con esos ministros, y ciertamente no voy a retirarme de la iglesia porque algunos ministros o miembros son dueños de esclavos. Mi deber es pertenecer a la iglesia, incluso si el diablo pertenece a ella. Donde tenga autoridad, excluiré a los dueños de esclavos de la comunión. Y siempre lo haré en tanto viva. Pero donde no tengo autoridad, si hay cena del Señor, me sentaré en obediencia a su mandamiento, quien sea que se siente o se aparte.

Por ningún motivo quiero denunciar a los ministros que poseen esclavos y a los profesantes como hipócritas, y decir que no son cristianos. Pero esto digo que mientras ellos sigan en esa actitud, la causa de Cristo y la humanidad demanda que no sean reconocidos como tales a menos que seamos partícipes de sus pecados. No es más inconsistente excluir a los dueños de esclavos porque pertenezcan a la iglesia presbiteriana que el excluir a personas que beban o vendan licor porque hay muchos vendedores de ron que pertenecen a la iglesia presbiteriana.

Creo que el tiempo ha llegado, y aunque no soy profeta, creo que ha llegado, que el avivamiento en los Estados Unidos continuará y prevalecerá, no más rápido ni más lejos de lo que la iglesia tome la base correcta en el tema. La iglesia es testigo de Dios. El hecho es que la esclavitud es preminentemente el pecado de la iglesia. Es el mismo hecho de que los ministros y profesantes de religión de diferentes denominaciones posean esclavos, lo que santifica la abominación completa en los ojos de los impíos. ¿Quién no sabe que en el tema de la abstención de bebidas alcohólicas cada borracho en el país se esconderá furtivamente tras un diácono vendedor de ron, o un ministro bebedor de vino? Es la objeción más común y el refugio del intemperante, y de los bebedores moderados que es practicada por profesantes de religión. Es eso lo que crea la necesidad imperiosa de excluir a traficantes de licor y bebedores de ron de la comunión. Que las iglesias de todas las denominaciones hablen sobre el tema de la abstención de bebidas alcohólicas; que cierren las puertas contra quienes tengan que ver con la abominación de esa venta mortal, y la causa de la abstención de bebidas alcohólicas será triunfante. En unos años aniquilará el tráfico al igual que la esclavitud.

Es la iglesia la que principalmente apoya este pecado. Su testimonio unido en el tema resolvería el asunto. Dejen que los cristianos de todas las denominaciones mansa pero firmemente salgan y pronuncien su veredicto; que limpien sus comuniones, y se laven las manos de esto; que publiquen y escriban en las frentes y cabezas de esta gran abominación, ¡PECADO!, y en tres años un sentimiento público se formará que ganará y no habrá ningún esclavo con grillete, ni un traficante de esclavo cruel y enfadado en el país.

Aún se puede decir que en muchas iglesias este tema no puede ser introducido sin crear gran confusión y mala voluntad. Esto puede ser. Ha sido así en el tema de abstención de bebidas alcohólicas, y también en el tema de avivamientos. En algunas iglesias, ni la abstención de bebidas alcohólicas ni los avivamientos pueden introducirse sin producir disensión. Se han opuesto las escuelas dominicales, operaciones misioneras y todo lo demás, y han producido disensión en muchas iglesias. Pero ¿acaso es esto razón suficiente para excluir estos temas? Y donde las iglesias han excluido estos temas por miedo a la contención, ¿han sido bendecidas con avivamientos? Todos saben que no. Pero donde las iglesias han tomado una posición firme en estos temas, aunque los individuos y a veces los números se hayan opuesto, incluso así han sido bendecidas con avivamientos. Donde cualesquiera de estos temas son cuidadosamente, y en oración, introducidos; donde se trate con un espíritu correcto, y la verdadera importancia relativa se adhiera a cada uno de ellos, si en tales casos, hay quienes harán alboroto y se resistirán, que la culpa caiga donde deba. Hay algunos individuos, que están dispuestos a reñir en el tema, que están siempre listos para exclamar: "no introduzcan estas cosas en la iglesia porque crearán oposición". Y si el ministro y la gente de oración siente que es su deber poner el asunto por delante, ellos mismos causarán alboroto y dirán entonces: "Ven, se los dije; vean lo que ha hecho la introducción del tema, hará pedazos la iglesia". Y mientras ellos mismos están haciendo lo que puedan para causar división, están culpando al tema por la división y no a ellos. Hay gente así en las iglesias. Y ni la escuela dominical, ni los misioneros, ni avivamientos, ni la anti-esclavitud, ni ninguna otra cosa que honre a Dios o beneficie las almas de los hombres, se tratarán en las iglesias sin que estas almas cuidadosas sean ofendidas por eso.

Estas cosas, sin embargo, han sido introducidas, y llevadas, una por una, en algunas iglesias con más, y en otras con menos, oposición, y quizá en algunas iglesias sin ninguna oposición. Y tan cierto como es Dios el Dios de la iglesia, tan cierto como el mundo debe ser convertido, la iglesia debe considerar este tema y pronunciarlo como pecado. No puede haber, infinitamente mejor, ninguna iglesia en el mundo que deba intentar permanecer neutral o dar falso testimonio en el tema de tal importancia como la esclavitud, especialmente desde que el tema ha sido propuesto, y es imposible desde la naturaleza del caso, que su testimonio deba estar en la balanza de un lado o del otro.

Preguntan "¿qué debe hacerse?--¿haremos que sea un tema de conversación que nos absorba para desviar la atención del tema más importante de la salvación de las almas en medio de nosotros?" Respondo que no. Que la iglesia exprese su opinión en el tema y esté en paz. En tanto sé, estamos enteramente en paz con el tema. Hemos expresado nuestra opinión; hemos cerrado nuestra comunión contra los dueños de esclavos, y estamos atendiendo otras cosas. No estoy consciente de la más mínima agitación entre nosotros del tema. Y donde se ha vuelto un tema absorbente de conversación en un lugar, en casi todas las instancias creo que se ha debido a la oposición pertinaz e irracional de algunos individuos contra incluso conceder al tema una audiencia.

6. Si la iglesia desea promover avivamientos, debe santificar el Día del Señor. Hay mucho rompimiento del Día del Señor en el país. Los comerciantes lo rompen, los viajeros lo rompen, el gobierno lo rompe. Hace unos años hubo un intento en la parte oeste de este estado de establecer y apoyar una línea del Día del Señor de botes y diligencias. Pero se encontró que la iglesia no apoyaba la empresa. Muchos profesantes de religión no viajaban en esas diligencias y no daban sus productos para enviarse en bote por los canales y no viajar el Día del Señor. Hubo un momento que los cristianos estaban muy ocupados en pedir al Congreso que suspendiera el correo el Día del Señor, y ahora parece que están avergonzados de eso. Pero una cosa es cierta, que a menos que algo se haga, y pronto, y eficazmente, para promover la santificación del Día del Señor por la iglesia, el Día del Señor se irá por la borda, y no sólo tendremos el correo en el Día del Señor, las oficinas postales abrirán, sino poco a poco nuestras cortes de justicia y las salas legislativas estarán abiertas el Día del Señor. Y ¿qué puede hacer la iglesia, que hará esta nación, sin ningún Día del Señor?

7. La iglesia debe tomar la posición correcta en el tema de la abstención de bebidas alcohólicas y la reforma moral, y todo el tema práctico de moralidad que surja por decisión cada vez.

Hay quienes en las iglesias están alejados del tema de la reforma moral, y que temen haber dicho algo en el púlpito contra la lascivia. En este tema la iglesia no necesita esperar que se le permita tomar una posición neutral. En la providencia de Dios, está abierta en discusión. Los males se han exhibido, el llamado ha sido hecho para una reforma. Y ¿qué se va a reformar más que la verdad? ¿Y quién presentará la verdad si no la iglesia y el ministerio? Fuera la idea de que los cristianos pueden permanecer neutrales y estar quietos e incluso así disfrutar la aprobación y bendición de Dios.

En todos los casos, el ministro que mantenga su paz sea contado entre esos del otro bando. Todos saben que es así en un avivamiento. No es necesario para que una persona esté en contra de la obra en una sociedad fría con el fin de estar en mejores términos con los borrachos y bebedores moderados. Sólo déjenlo abogar por el uso moderado de vino, y sólo déjenlo continuar bebiendo como un lujo, y todos los borrachos lo tendrán de su lado. Si rehúsa dar su influencia a la causa de la abstención de bebidas alcohólicas, se le considera desde luego del otro lado como amigo. En todos estos temas, cuando surjan, las iglesias y ministros deben tomar una posición, tomarla abiertamente, estar firmes y llevarla a cabo, si esperan disfrutar las bendiciones de Dios en los avivamientos. Deben echar fuera de sus comuniones a tales miembros, como en desdén a la luz dada a ellos, que siguen bebiendo o traficando con licores.

8. Debe hacerse más por los grandes objetos de la benevolencia cristiana. Debe haber mayores esfuerzos por la causa de las misiones, educación y la biblia, y todas las demás ramas de la empresa cristiana, o las iglesias desagradarán a Dios. Véanlo. Piensen en las misericordias que hemos recibido, de riqueza, cantidades y prosperidad de la iglesia. ¿Hemos rendido a Dios según los beneficios que hemos recibido para mostrar que la iglesia es bondadosa y está dispuesta a dar su dinero para la obra de Dios? No. Lejos está. ¿Hemos multiplicado nuestros medios y ensanchado nuestros planes en proporción como ha aumentado la iglesia? ¿Está Dios satisfecho con lo que se ha hecho o tiene razón para estarlo? ¡Tal avivamiento como ha sido disfrutado por las iglesias de Estados Unidos en los diez últimos años! Debimos haber hecho diez veces más como hemos hecho en misiones, Biblias, educación, folletos, iglesias libres, y todo en las formas diseñadas para promover la religión y salvar almas. Si las iglesias no son despertadas en este tema, y no se preparan en mayor escala, pueden esperar que cesará el avivamiento en los Estados Unidos.

9. Si los cristianos en Estados Unidos esperan que se propaguen y prevalezcan los avivamientos, hasta que el mundo sea convertido, deben dejar de escribir cartas y publicaciones calculadas para incitar la sospecha y celos en cuanto a avivamientos, deben asirse de la obra. Si toda la iglesia como un cuerpo había ido a la obra hace diez años, y la continuaron como han hecho unos pocos individuos, que podría nombrar, no habría ahora ningún pecador impenitente en el país. El milenio hubiera llegado plenamente a los Estados Unidos antes de este día. En vez de estar quietos, escribir cartas desde Berkshire, dejar a los ministros que piensan que estamos mal, sólo pónganse el arnés y vayan adelante, y muéstrennos una manera más excelente. Que nos enseñen por su ejemplo hacerlo mejor. No niego que hemos cometidos errores y equivocaciones. No niego que hay muchas cosas que se han hecho mal en los avivamientos por personas. Pero ¿es esa la manera de corregirlos, hermanos? No lo hizo Pablo. Corrigió a los hermanos diciéndoles amablemente que les mostraría una manera más excelente. Que nuestros hermanos vayan hacia adelante. Oigamos el grito desde todos los púlpitos: A LA OBRA. Que sigan donde el Señor va con ellos y ponga su brazo, y yo, por uno, seguirá. Sólo déjenlos SEGUIR y tengamos un Estados Unidos convertido a Dios, y que cesen todas las cuestiones menores.

Si no, y si los avivamientos sí cesaran en el país, los ministros y las iglesias serán culpables de toda la sangre de todas las almas que irán al infierno como consecuencia. No hay necesidad de que la obra cese. Si la iglesia cumple su deber, el milenio puede llegar en este país en tres años. Si este escribir de cartas sigue, llenando al país de sospechas y celos, si va a ser así siempre, dos tercios de la iglesia se queda atrás y no hace nada más que encontrar la falla en tiempo de avivamiento, la maldición de Dios estará sobre esta nación pronto.

 

 

OBSERVACIONES

1. Es tiempo de examinarse de corazón entre cristianos y ministros. Hermanos, no es tiempo de resistir la verdad, poner peros y encontrar fallas porque la verdad es hablada plenamente. No es tiempo de recriminar o contender, sino debemos inquirir en nuestras almas y humillarnos ante Dios.

2. Debemos arrepentirnos y abandonar nuestros pecados, enmendar nuestros caminos y hechos, o cesará el avivamiento. Nuestras dificultades eclesiásticas TIENEN QUE CESAR, y todas las diferencias menores deben hacerse a un lado y dejarlas para unirnos en la promoción de los grandes intereses de religión. Si no, los avivamientos cesarán de entre nosotros, y la sangre de millones se hallará en nuestras faldas.

Si la iglesia cumple con todo su deber, pronto completará el triunfo de la religión en el mundo. Pero si esta guerra de hecho y testimonio se mantiene, y este sistema de espionaje, insinuación y denuncia, no sólo el avivamiento cesará, sino la sangre de millones que irán al infierno antes que la iglesia se recupere del choque, se encontrará en las faldas de los hombres que se levantaron y realizaron esta terrible disputa.

4. Aquellos que han circulado reportes difamatorios en cuanto a los avivamientos deben arrepentirse. Mucho se ha dicho sobre la herejía, y sobre los hombres que niegan la influencia del Espíritu, que es totalmente sin fundamento, y se ha inventado de la nada. Y aquellos que han inventado reportes, y aquellos que los han circulado contra sus hermanos, deben arrepentirse y orar a Dios para recibir su perdón.

5. Vemos la tendencia constante que hay en los cristianos para la declinación y apostasía. Esto es cierto en todos los convertidos de todos los avivamientos. Vean el avivamiento en los días del Presidente Edwards. La obra fue hasta 30,000 almas convertidas, y por ese mismo tiempo muchos ministros y cristianos se pusieron en tal estado de escribir libros y panfletos de un lado y del otro, y llevaron a todos por la borda y cesó el avivamiento. Aquellos que se habían opuesto a la obra se volvieron obstinados y violentos, y aquellos que la promovieron perdieron su mansedumbre, se enojaron, y fueron conducidos hacia los males de los que se les habían acusado.

Y ahora, ¿qué debemos hacer? Esta gran y gloriosa obra de Dios parece estar indicando un declive. El avivamiento no es un bendito sea Dios muerto porque no está muerto. No, oímos de todas partes del país que los cristianos están leyendo sobre el tema preguntando sobre el avivamiento. En algunos lugares hay ahora poderosos avivamientos. Y ¿qué haremos para elevar el estándar, para mover toda esta nación para que vuelva a Dios? TENEMOS QUE HACER LO CORRECTO. Tenemos que tener un mejor espíritu, tenemos que ponernos en el polvo, tenemos que actuar unánimes, tenemos que asirnos de esta gran obra con todos nuestros corazones, y entonces Dios nos bendecirá y la obra seguirá.

¿Cuál es la condición de esta nación? Sin duda, Dios está sosteniendo la vara de GUERRA sobre las cabezas de esta nación. Está esperando antes de que suelte sus juicios para ver si la iglesia hará bien. La nación está bajo su displicencia, porque la iglesia se ha conducido de una manera tal con respecto a los avivamientos. Y ahora supongan que viene la guerra, ¿dónde serían nuestros avivamientos? ¿Qué tan rápido se tragará la guerra el espíritu del avivamiento? El espíritu de guerra es cualquier cosa menos el espíritu de avivamientos. ¿Quién atenderá el reclamo de la religión cuando la mente pública se engruese por todo el tema absorbente de la guerra? Dios blandirá su espada refulgente sobre nuestras cabezas. ¿Se arrepentirá la iglesia? Es la IGLESIA que Dios sobre todo tiene a la vista. ¿Cómo evadiremos la maldición de la guerra? Sólo por una reforma en la iglesia. Es en vano ver a los políticos evitando la guerra. Quizá estén generalmente a favor de la guerra. Es muy probable que las cosas que se hagan para evitarla correrán hacia ella. Si la iglesia no siente, no despierta, no actúa, ¿dónde voltearemos por ayuda? Si la iglesia en lo absoluto no se mueve, no tiembla en vista de los justos juicios de Dios que se cuelgan sobre nuestras cabezas ciertamente estamos cerca de la maldición como nación.

6. Lo que se haga debe hacerse rápidamente. La balanza se balancea. Si no salimos adelante debemos retroceder. Las cosas no pueden permanecer como están. Si la iglesia no sale, si no tenemos un más avivamiento poderoso del que hemos tenido, muy pronto no tendremos nada. Hemos tenido un avivamiento tal que ahora pequeños avivamientos no interesan a la mente pública. Deben actuar como individuos. Cumplan su deber. Tienen una responsabilidad. Arrepiéntanse rápidamente. No esperen otro año. ¿Quién más que Dios sabe cuál será el estado de las iglesias si las cosas siguen otro año sin un gran avivamiento general de religión?

7. Es común cuando las cosas salen mal en la iglesia que algún individuo encuentre fallas en la iglesia y sus hermanos, y pase por alto su parte de culpa. No permitan que alguien pase tiempo buscando fallas en ese ente abstracto "La Iglesia". Pero como miembros individuales de la iglesia de Cristo, que cada quien actúe, haga lo correcto, y se ponga en el polvo, y nunca hable orgullosa y censuradamente. VAYAN ADELANTE. ¿Quién dejará una obra tal, y escriba cartas, y baje a los campos de Ono, y vea si las disputas insignificantes no pueden arreglarse, y deje que cese la obra? Ocupémonos de nuestra labor, y dejemos que el Señor se haga cargo del resto. Cumplamos nuestro deber y dejemos el asunto a Dios.

Desde que estas conferencias fueron dadas se ha hecho gran progreso en todas las empresas benevolentes en este país. El tiempo ha arreglado las cuestiones de pureza y valor inestimable de esos avivamientos contra aquello que tanta oposición equivocada ha existido en la iglesia presbiteriana, Ahora se sabe que una reacción grande y desastrosa predicha por los opositores no ha sido presenciada. Debe admitirse que los convertidos de esos avivamientos han escrito de la fortaleza de las iglesias, y que su influencia cristiana se ha sentido por todo el país. Jamás en ningún avivamiento ha existido el poder y la pureza como ha sido más extensamente establecido por el tiempo y la experiencia que esa gran bendita obra de Dios contra aquella tormenta de oposición que se levantó. La oposición fue evidentemente un gran error. Que no se diga que la oposición fue demandada por grandes males que atendieron la obra, y que esos males y errores fueron detenidos y corregidos por la oposición. El hecho es que los errores y males supuestos que fueron hechos a la justificación de la oposición, nunca existieron a tal grado para justificar la alarma u oposición. He escrito un recuento de esos avivamientos en los que he considerado más plenamente la cuestión. Las iglesias sí tomaron la abstinencia de bebidas alcohólicas y otras ramas de la reforma a tal grado para evitar los males contra los que se les había advertido. Sobre el asunto de la esclavitud, la iglesia demoró mucho en su testimonio para evitar la guerra. Pero los dueños de esclavos se alarmaron y se exasperaron por la oposición creciente a su institución por toda la región del norte donde las influencias del avivamiento se habían sentido. Tomaron las armas para defender y perpetuar la abominación y al hacerlo abolirla.

 

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