LA VERDAD DEL EVANGELIO

CONFERENCIAS SOBRE AVIVAMIENTOS DE RELIGIÓN

Por el Rdo. CHARLES G. FINNEY

CONFERENCIA I

LO QUE ES UN AVIVAMIENTO DE RELIGIÓN

 

TEXTO. -- Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia.--Hab. 3:2

 

Se supone que el profeta Habacuc fue contemporáneo de Jeremías, y esta profecía fue pronunciada con anticipación a la cautividad de Babilonia. Viendo los juicios que con rapidez vendrían sobre su nación, el alma del profeta agonizó, y clamó por su nación: "Oh Jehová, aviva tu obra." Como si hubiera dicho: "Oh, Jehová que tus juicios no causen desolación en Israel. En medio de estos tiempos terribles, que tus juicios sean los medios para avivar la religión entre nosotros; en la ira acuérdate de la misericordia".

La religión es la obra del hombre. Es algo para que el hombre haga. Consiste en obedecer a Dios con y desde el corazón. Es deber del hombre. Es cierto que Dios lo induce a cumplirla. Influye en él por su Espíritu, por la gran maldad y renuencia del hombre a obedecer. Si no fuese necesario que Dios influyera en los hombres &endash;si los hombres estuviesen dispuestos a obedecer a Dios, no habría ninguna ocasión de orar "Oh Jehová, aviva tu obra." La base de la necesidad por tal oración es que los hombres están completamente indispuestos a obedecer, y a menos que Dios interponga la influencia de su Espíritu, ningún hombre en la tierra obedecería los mandamientos de Dios.

Un "avivamiento de religión" presupone una declinación. Casi toda la religión del mundo ha sido producida por avivamientos. Dios ha visto la necesidad de tomar ventaja de la excitabilidad que hay en la humanidad para provocar agitaciones poderosas entre ellos antes de que pueda llevarlos a obedecer. Los hombres son muy perezosos espiritualmente, hay tantas cosas que desvían sus mentes de la religión, y se oponen a la influencia del Evangelio, lo cual es necesario elevar el entusiasmo entre ellos, hasta que la ola se levante tan alta como para arrasar los obstáculos. Deben estar tan entusiasmados como para romper estas influencias contrarias. No es religión ese sentimiento provocado, pues no lo es, pero es el deseo, apetito y sentimiento exaltados lo que previene la religión. La voluntad está, en un sentido, esclavizada por los deseos carnales y mundanos. De ahí que es necesario despertar en los hombres un sentido de culpa y peligro, y así producir entusiasmo en oposición al sentimiento y deseo que rompa el poder del deseo carnal y mundano y dejar que el libre albedrío obedezca a Dios.

Véase la historia de los judíos, y verán que Dios mantenía la religión entre ellos por ocasiones especiales, cuando había una gran agitación y la gente volvía al Señor. Y luego de haber sido revividos de esa manera, era más que un breve lapso de tiempo antes de que tantas influencias contrarias fueran puestas sobre ellos para que la religión declinara, y siguiera declinando, hasta que Dios tuviera tiempo de hablar, por así decirlo, para traer convicción en ellos de pecado por su Espíritu y reprenderlos por su providencia, y así ganar la atención de las masas para el gran asunto de la salvación, como para producir un despertar propagado de interés religioso, y como consecuencia un avivamiento de religión. Entonces, las causas contrarias operaban de nuevo, y la religión declinaba, y la nación era arrasada en un torbellino de lujuria, idolatría y orgullo.

Casi nada hay de principio en la iglesia, tan poca firmeza y estabilidad de propósito, que a menos que los sentimientos religiosos sean despertados y mantenidos exaltados, prevalecerán sentimientos y exaltación de ánimo mundanos contrarios y los hombres no obedecerán a Dios. Tienen tan poco conocimiento, y sus principios son tan débiles, que a menos que sean provocados, irán de aquí para allá en camino del deber, y no harán nada para promover la gloria de Dios. El estado del mundo es tal, y probablemente será hasta que venga el milenio, que la religión debe ser principalmente por medio de avivamientos. Cuán y qué tan a menudo se ha intentado el experimento para que la iglesia actúe firmemente para Dios sin esa exaltación periódica de entusiasmo. Muchos hombres buenos han supuesto, y aún suponen, que la mejor forma de promover religión es ir uniformemente con los impíos y juntarlos gradualmente sin elevar los ánimos. Pese a la sensatez de ese razonamiento en abstracto, los hechos demuestran su futilidad. Si la iglesia estuviese lo bastante avanzada en conocimiento, y tuviese la estabilidad suficiente de principio para mantenerse despierta, tal curso serviría, pero la iglesia está casi nada iluminada y hay tantas causas contrarias, que no iría tan firmemente la obra sin ningún interés especial de ser despertada. Mientras el milenio avanza, es probable que estas exaltaciones periódicas de ánimo sean desconocidas. Entonces la iglesia será iluminada, y serán removidas las causas contrarias, y la iglesia entera estará en un estado de obediencia habitual y firme a Dios. La iglesia entera se levantará y tomará la mente de infante, y la cultivará para Dios. Los niños serán entrenados en el camino por el que deben andar, y no habrá tales torrentes de mundanalidad, costumbres y codicia para quitar la piedad de la iglesia tan pronto como el entusiasmo de un avivamiento sea retirado.

Es muy deseable que deba ser así. Es muy deseable que la iglesia deba continuar firmemente en un curso de obediencia sin estas exaltaciones de ánimo. Tales exaltaciones están expuestas para dañar la salud. Nuestro sistema nervioso está tan tensado que cualquier entusiasmo poderoso, si continúa por mucho tiempo, daña nuestra salud y nos hace poco aptos para el deber. Si la religión va a tener una influencia penetrante en el mundo, no puede ser así; esta religión de irrupciones intermitentes de ánimos tiene que suprimirse. Entonces será innecesaria. Los cristianos no dormirán la mayor parte del tiempo, y de vez en cuando despertarán, se frotarán los ojos, hablarán con enfado, vociferarán por un rato, y luego se volverán a dormir. Entonces no habrá necesidad de que los ministros se fatiguen y se acaben, por sus esfuerzos de retroceder el diluvio de influencia mundana que se extiende en la iglesia. Aunque el estado del mundo cristiano sea tal, que el esperar promover la religión sin exaltaciones de entusiasmo es poco filosófico y absurdo. Las grandes exaltaciones políticas de ánimo, y otras mundanas, que agitan la cristiandad, son poco amigables para la religión, y desvían la mente de los intereses del alma. Ahora estas exaltaciones de ánimo pueden ser contraatacadas por exaltaciones religiosas de ánimo. Y hasta que haya un principio religioso en el mundo para desanimar las exaltaciones poco religiosas, es en vano tratar de promover la religión, excepto por exaltaciones contrarias de ánimo. Esto es cierto en filosofía, y es un hecho histórico.

Es poco probable que la religión progrese entre las naciones impías excepto mediante avivamientos de religión. El intento es hacerlo ahora por educación, y otros mejoramientos graduales y precavidos. Pero mientras las leyes de la mente permanezcan como son, no puede hacerse de esa manera. Debe haber la provocación suficiente de ánimo para despertar los poderes morales dormidos y detener la ola de degradación y pecado. Y precisamente en tanto nuestra tierra se aproxima al paganismo, es imposible que Dios o el hombre promuevan la religión en tal estado de las cosas, más que mediante exaltaciones poderosas de ánimo. Esto es evidente por el hecho de que siempre ha sido la forma en que Dios lo ha hecho. Dios no crea estas exaltaciones de ánimo, y escoge ese método para promover la religión por nada o sin razón. Donde la humanidad está tan renuente de obedecer a Dios, no actuará hasta que esté animada. Por ejemplo, cuántos hay que saben que deben ser religiosos, pero temen que si se vuelven piadosos sus compañeros se van a burlar de ellos. Muchos están casados con ídolos, otros están postergando el arrepentimiento, hasta que se acoplan en la vida, o hasta que han asegurado su interés mundano favorito. Tales personas nunca cederán su vergüenza falsa, o renunciarán a sus maquinaciones ambiciosas, hasta que sean movidos por un sentido de culpa que no puedan ellos mismos contenerse más.

Estas observaciones están diseñadas sólo como una introducción al discurso. Procederé ahora con el bosquejo principal para mostrar...

I. Lo que no es un avivamiento de religión;

II. Lo que es; y,

III. Las agencias empleadas en promoverlo.

 

I. UN AVIVAMIENTO DE RELIGIÓN NO ES UN MILAGRO

1. Un milagro se ha definido generalmente como una interferencia Divina, poniendo a un lado, o suspendiendo, las leyes de la naturaleza. No es un milagro en ese sentido. Todas las leyes de la materia y mente permanecen en vigor. No están suspendidas o puestas a un lado en un avivamiento.

2. No es un milagro según otra definición del término milagro--algo por encima de los poderes de la naturaleza. No hay nada en la religión más allá de poderes ordinarios de la naturaleza. Consiste enteramente en el ejercicio correcto de los poderes de la naturaleza. Es sólo eso y nada más. Cuando la humanidad se vuelve religiosa, no puede ejercer lo que no pudo aplicar antes. Sólo ejerce los poderes que tenía antes en una manera diferente y los usa para la gloria de Dios.

3. No es un milagro o dependiente de un milagro, en cualquier sentido. Es puramente un resultado filosófico del uso correcto de los medios constituidos--tanto como cualquier otro efecto producido por la aplicación de medios. Puede haber entre sus causas antecedentes, o no puede haber. Los apóstoles utilizaron milagros, simplemente como medio por el que atrajeron la atención para su mensaje, y establecieron autoridad divina de dicho mensaje. Pero el milagro no fue el avivamiento. El milagro fue una cosa; el avivamiento que siguió fue otra. Los avivamientos en los días de los apóstoles estaban conectados con los milagros, pero no eran milagros.

Dije que un avivamiento es el resultado del uso correcto de los medios apropiados. Los medios que Dios ha prescrito para la producción de un avivamiento, sin duda tienen una tendencia natural para producir un avivamiento. De otro modo Dios no los hubiera prescrito. Pero todos sabemos que los medios no producirán un avivamiento sin la bendición de Dios. La semilla no producirá siembra, cuando se planta, sin la bendición de Dios. Es imposible que nosotros digamos que no hay una influencia o agencia directas de Dios para producir una siembra, como hay para producir un avivamiento. ¿Cuáles son las leyes de naturaleza según las cuales se supone que la semilla produce siembra? No son más que la manera constituida de las operaciones de Dios. En la Biblia, la palabra de Dios se compara con una semilla, y la predicación se compara con una semilla para sembrar, y los resultados con el brote y crecimiento de la siembra. Y el resultado es tan filosófico en un caso, como en el otro, y tan naturalmente conectado con la causa, o, más correctamente, un avivamiento es un resultado tan natural del uso de los medios apropiados como un cultivo es del uso de sus medios apropiados. Es cierto que la religión no pertenece propiamente a la categoría de causa y efecto, aunque no es causada por medios, tiene su ocasión, y puede tan natural y ciertamente resultar de su ocasión como un cultivo de su causa.

Ojalá que está idea quede fija en sus mentes, pues ha prevalecido la idea que promover la religión tiene algo peculiar en ella, no para ser juzgada por reglas ordinarias de causa y efecto; en suma, que no hay conexión de los medios con el resultado, y ninguna tendencia en los medios para producir el efecto. Ninguna doctrina es más peligrosa y absurda que ésta para la posteridad de la iglesia.

Supóngase que un hombre saliera a predicar esta doctrina entre agricultores sobre la siembra de granos. Que les diga que Dios es soberano, y que les da una semilla sólo cuando le plazca, y que ellos cultiven, planten y trabajen como si el esperar levantar una cosecha estuviera muy equivocado, y quitara el trabajo de las manos de Dios, que interfiere con su soberanía, y que está sucediendo con la propia fuerza de ellos, y que no hay conexión entre los medios y el resultado del que puedan depender. Y ahora, supongan que los agricultores deban creer esa doctrina. Pues, harían que el mundo se muriera de hambre.

Así tales resultados seguirán de la iglesia que está siendo persuadida, de que promover la religión es de alguna manera un asunto misterioso de la soberanía de Dios, que no hay conexión natural entre los medios y el fin. ¿Cuáles son los resultados? Pues bien, generación tras generación se ha ido al infierno. Sin duda más de cinco millones han ido al infierno, mientras la iglesia ha estado soñando, y esperando que Dios los salve son el uso de medios. Ha sido el medio más exitoso de destruir almas del diablo. La conexión es clara en la religión como es cuando el agricultor siembra su grano.

Hay un hecho bajo el gobierno de Dios, digno de observación universal y de recordatorio eterno, es que las cosas más útiles e importantes son más fácil y seguramente obtenidas por el uso de medios apropiados. Esto es evidentemente un principio en la administración Divina. De ahí, todas las necesidades de la vida se obtienen con gran certeza por el uso de los medios más simples. Los lujos son más difíciles de obtener; los medios para procurarlos son más intrincados y menos certeros en sus resultados, mientras las cosas absolutamente dañinas y ponzoñosas, como el alcohol y similares, son con frecuencia obtenidas por torturar la naturaleza, y hacer uso de una clase de hechicería infernal para procurar la abominación mortífera. Este principio se mantiene vigente en el gobierno moral, y como las bendiciones espirituales son de suma importancia, debemos esperar que su obtención se conecte con gran certeza con el uso de medios apropiados; y tales encontramos ser el hecho, y plenamente creemos que estos hechos serán conocidos, se averiguará cuando los medios señalados hayan sido utilizados correctamente, las bendiciones espirituales se hayan obtenido con mayor uniformidad que las temporales.

II. VOY A MOSTRAR LO QUE ES UN AVIVAMIENTO

Es la renovación del primer amor de los cristianos que resulta en el despertar y la conversión de los pecadores hacia Dios. En el sentido popular, un avivamiento de religión en la comunidad es el levantamiento, vivificación y reclamo de la iglesia más o menos apóstata y el despertar más o menos general de todas las clases, y el aseguramiento de la atención a las exigencias de Dios.

Presupone que la iglesia está hundida en un estado apóstata, y un avivamiento consiste en que la iglesia se vuelve de sus apostasías y en la conversión de pecadores.

I. Un avivamiento siempre incluye reprensión de pecado de parte de la iglesia. Profesantes apóstatas no pueden despertar y empezar de inmediato en el servicio de Dios sin búsquedas profundas de corazón. Las fuentes de pecado necesitan romperse. En un verdadero avivamiento, los cristianos siempre son llevados a tales reprensiones; ven sus pecados en una luz tal que con frecuencia ven que es imposible mantener una esperanza de su aceptación con Dios. No siempre se llega a ese punto, pero hay siempre, en un avivamiento genuino, profundas reprensiones de pecado, y casos frecuentes de abandono de toda esperanza.

2. Los cristianos apóstatas son llevados al arrepentimiento. Un avivamiento no es más que un nuevo comienzo de obediencia a Dios. Así como en el caso de un pecador convertido, el primer paso es un arrepentimiento profundo, un rompimiento de corazón, echándose en el polvo ante Dios, con humildad profunda, y abandono de pecado.

3. Los cristianos tendrán su fe renovada. Mientras estén en un estado de apostasía estarán ciegos al estado de los pecadores. Sus corazones son tan duros como el mármol. Las verdades de la Biblia sólo aparecen como un sueño. Admiten que todo es verdad; su conciencia y su juicio lo admiten, pero su fe no ve que resalte audazmente, en todas las realidades abrasadoras de la eternidad. Pero cuando entran al avivamiento, ya no ven más a los hombres como árboles que caminan, sino ven las cosas en esa luz fuerte que renovará el amor de Dios en sus corazones. Eso los llevará a la celosa labor de conducir a otros a él. Se dolerán que otros no amen a Dios, cuando ellos lo aman tanto. Y se alistarán ellos mismos con mucha emoción para persuadir a sus vecinos que rindan su corazón a él. Así que el amor por los hombres será renovado. Serán llenos de amor tierno e incandescente por las almas. Tendrán un deseo vehemente por la salvación de todo el mundo. Estarán en agonía por los individuos quienes quieren que sean salvos--sus amigos, parientes, enemigos. No sólo les urgirán que rindan sus corazones a Dios, sino que los cargarán hacia Dios en los brazos de la fe, y con gemidos fuertes y lágrimas buscarán a Dios para que tenga misericordia de ellos y salve sus almas de las llamas eternas.

4. Un avivamiento rompe el poder del mundo y del pecado sobre los cristianos. Los lleva a tal posición ventajosa que obtiene un impulso fresco hacia el cielo. Tienen un nuevo sabor anticipado del cielo, y nuevos deseos por la unión con Dios, y se rompe el encanto del mundo y se vence el poder del pecado.

5. Cuando las iglesias son de ese modo despertadas y reformadas, sigue la reforma y salvación de los pecadores, pasando por las mismas etapas de reprensión, arrepentimiento y reforma. Sus corazones serán rotos y cambiados. Muy frecuentemente los libertinos más abandonados están entre los sujetos. Rameras, borrachos, paganos, y todo tipo de personajes marginados, son despertados y convertidos. Lo más vil entre los seres humanos es ablandado y reclamado, y hechos para aparecer criaturas tan encantadoras de la belleza de la santidad.

III. VOY A CONSIDERAR LAS AGENCIAS EMPLEADAS EN LLEVAR ADELANTE UN AVIVAMIENTO DE RELIGIÓN

Normalmente, hay tres agentes empleados en la obra de la conversión, y un instrumento. Los agentes son Dios, alguien que trae la verdad para recordarse, y el pecador mismo. El instrumento es la verdad. Siempre hay dos agentes, Dios y el pecador, empleados y activos en cada caso de conversión genuina.

1. La agencia de Dios es doble; por su providencia y su Espíritu.

(1.) Por su gobierno providencial, él arregla de tal modo los eventos como para que estén en contacto la mente y la verdad. Lleva al pecador donde la verdad alcanza sus oídos y ojos. Es con frecuencia interesante descubrir la manera en que Dios arregla los eventos para que sucedan, y cuán seguido hace todo para favorecer un avivamiento. El estado del tiempo, de la salud pública, y otras circunstancias concuerdan para hacer que todo salga bien para favorecer la aplicación de la verdad con la eficacia posible. Cómo a veces manda a un ministro al momento que es querido. ¡Cómo saca una verdad en particular, en el momento preciso cuando el individuo está listo para ser alcanzado!

(2.) La agencia especial de Dios por su Espíritu Santo. El tener acceso directo a la mente, saber infinitamente bien toda la historia y estado del pecador, él utiliza esa verdad que mejor se adapta a su caso particular, y luego lo pone en su lugar que debe estar con poder Divino. Le da tal vivacidad, fortaleza y poder que el pecador se atemoriza, y arroja sus armas de rebelión, y se vuelve al Señor. Bajo esta influencia, la verdad quema y abre paso como fuego. Hace que la verdad sobresalga en tales aspectos, que aplaste al hombre más orgulloso con el peso de una montaña. Si los hombres están dispuestos a obedecer a Dios, la verdad es dada con suficiente claridad en la Biblia, y de la predicación podrían aprender que todo es necesario para que ellos sepan. Pero porque están totalmente renuentes a obedecerlo, Dios lo aclara ante sus mentes, y lanza un rayo de luz convincente sobre las almas, que no pueden soportar y se rinden a ella, obedecen a Dios y se salvan.

2. La agencia de los hombres es comúnmente empleada. Los hombres no son simples instrumentos en las manos de Dios. La verdad es el instrumento. El predicador es un agente moral en la obra; actúa; no es un simple instrumento pasivo; es voluntario para promover la conversión de los pecadores.

3. La agencia del pecador mismo. La conversión de un pecador consiste en su obediencia a la verdad. Es por tanto imposible que tome el lugar sin su agencia, pues consiste en su actuación correcta. Es influido a eso por la agencia de Dios, y por la agencia de los hombres. Los hombres actúan en su prójimo, no sólo por el lenguaje, sino por sus miradas, sus lágrimas, su comportamiento diario. Véase a ese impenitente ahí, quien tiene una esposa piadosa. Sus mismas miradas, su ternura, su solemnidad, su dignidad compasiva, suavizada y moldeada a la imagen de Cristo son un sermón para él todo el tiempo. Tiene que distraer su mente, porque es un reproche tal para él. Siente el sermón que suena en sus oídos todo el día.

La humanidad está acostumbrada a leer las expresiones de sus semejantes. Los pecadores con frecuencia leen el estado de una mente cristiana en sus ojos. Si sus ojos están llenos de frivolidad, o ansiedad y maquinación mundanas, los pecadores lo leen; y con frecuencia son llevados a la reprensión por apenas ver las expresiones de cristianos.

Un individuo una vez fue a una fábrica a ver la maquinaria. Su mente era solemne, como había estado donde hubo un avivamiento. La gente que trabajaba ahí lo conocía de vista, sabía quién era. Una joven que estaba trabajando lo vio, y le dijo algo absurdo en voz baja a su compañera, y se río. La persona se detuvo y la vio con un sentimiento de dolor. Se detuvo ella, su hilo se rompió, y estaba tan agitada que no pudo unirlo. Vio hacia afuera por la ventana para reponerse, y trató una y otra vez hacerlo. Por fin se sentó, vencida por sus sentimientos. La persona se acercó y le habló, pronto mostró un sentido profundo de pecado. El sentimiento se propagó por todo el lugar como fuego, y en unas horas casi todos los empleados estaban bajo tal reprensión que el dueño, aunque un hombre mundano, estaba estupefacto, y pidió que se detuviera el trabajo y se hiciera una reunión de oración, pues dijo que era mucho más importante tener a la gente convertida que continuara el trabajo. En unos días, el dueño y casi todos los empleados en el establecimiento se convirtieron. El ojo de este individuo, su expresión solemne, su sentimiento compasivo, reprendió la frivolidad de la joven, y la llevó a sentirse acusada de pecado, y siguió el avivamiento, probablemente en gran medida, de un incidente tan pequeño.

Si los mismos cristianos tienen un sentimiento profundo sobre el tema de religión, producirán un sentimiento profundo donde vayan. Y si son fríos, o livianos y frívolos, inevitablemente destruirán todo sentimiento profundo, incluso en pecadores despiertos.

Supe de un caso de una mujer que estaba muy ansiosa, pero un día me dolió el enterarme que su sentido de reprensión parecía haberse ido. Le pregunté qué había estado haciendo. Me dijo que había pasado la tarde en tal lugar, entre observantes de religión, sin pensar que su sentido de reprensión se disiparía al pasar la tarde con los observantes de religión. Pero eran vanos y frívolos, y así su sentido de reprensión se perdió. Y sin duda aquellos observantes de religión, por su locura, destruyeron un alma, pues ese sentido de reprensión no volvió.

A la iglesia se le requiere usar los medios para la conversión de los pecadores. No se puede decir propiamente que los pecadores usen los medios para su propia conversión. La iglesia usa los medios. Lo que hacen los pecadores es someterse a la verdad, o resistirla. Es un error que los pecadores piensen que están usando los medios para su propia conversión. Toda la corriente del avivamiento, y todo acerca de él, está diseñado para presentar la verdad a la mente de ustedes para su obediencia o resistencia.

OBSERVACIONES

1. Los avivamientos anteriormente fueron considerados como milagros. Y así ha sido por muchos incluso hoy en día. Y otros tienen ideas sobre el tema tan sueltas y poco satisfactorias que si sólo pensaran verían su disparate. Por mucho tiempo, la iglesia supuso que un avivamiento era un milagro, una interposición de poder Divino que no tenía nada que ver, y que no había más agencia en producirlo que la que había para producir un trueno, o tormenta de granizo, o terremoto. Con los años los ministros generalmente supusieron que los avivamientos eran para ser promovidos, por el uso de medios diseñados y adaptados especialmente para ese objetivo. Incluso en Nueva Inglaterra, se ha supuesto que los avivamientos vinieron como las lluvias, a veces en un pueblo, a veces en otro, cuando cae sobre el pueblo vecino.

Se suponía que un avivamiento vendría sólo una vez cada quince años, y que todos los que Dios quería que se convirtieran se convertirían, y entonces debían esperar hasta que otra siembra se diera en el escenario de la vida. Finalmente, el tiempo se acortó a cinco años, y supusieron que podía haber un avivamiento tan seguido como ése.

He oído un hecho en relación con uno de esos pastores, que supuso que los avivamientos sucederían una vez cada cinco años. Había habido un avivamiento en su congregación. Al año siguiente, hubo un avivamiento en el pueblo vecino, y fue a predicar a allí y se quedó varios días, hasta que su alma se ocupó en la obra. Regresó el sábado, y fue a su estudio para preparase para el domingo. Su alma estaba en agonía. Pensó cuántos adultos había en su congregación en enemistad contra Dios--tantas almas aún sin convertir--tantas personas mueren cada año--tal número sin convertir--si el avivamiento no llega en cinco años, tantas cabezas de familia estarán en el infierno. Puso sus cálculos en papel, y los incorporó en su sermón, con su corazón dolido por el panorama terrible. Como lo entendí, no lo hizo con una expectativa de avivamiento, sino sintió profundamente, y derramó su corazón a su gente. Y ese sermón despertó a cuarenta cabezas de familia, y siguió un avivamiento poderoso; y así su teoría sobre un avivamiento en cinco años explotó toda.

Del mismo modo Dios ha desechado, generalmente, la teoría de que los avivamientos son milagros.

2. Nociones erradas sobre la soberanía de Dios han impedido grandemente los avivamientos.

Mucha gente ha supuesto que la soberanía de Dios es algo muy diferente de lo que es. Han supuesto que es una disposición arbitraria de eventos, y particularmente del don de su Espíritu, como excluido de un empleo racional de medios para promover un avivamiento de religión. Pero no hay evidencia en la Biblia que Dios ejerce cualquier soberanía como ésa. No hay hechos para probarla. Pero todo indica que Dios tiene medios conectados con el fin a través de todos los departamentos de su gobierno--en naturaleza y gracia. No hay evento natural que su propia agencia no le concierna. No ha construido la creación como una máquina vasta que vaya sin su cuidado subsecuente. No se ha retirado él del universo para que trabaje ella por sí misma. Esto es ateísmo puro. Él ejerce una superintendencia y control universales. Y sin embargo cada evento de la naturaleza ha sido llevado a cabo por medios. Tampoco él administra la providencia ni la gracia con ese tipo de soberanía que dispensa con el uso de medios. No hay más soberanía en uno que en el otro.

Y sin embargo algunas personas están terriblemente consternadas por todos los esfuerzos directos para promover un avivamiento, y claman: "Estás tratando de levantar un avivamiento con tus propias fuerzas. Ten cuidado, estás interfiriendo con la soberanía de Dios. Mejor sigue en el curso normal, y que Dios dé un avivamiento cuando crea oportuno. Dios es un soberano, y está muy mal que intentes levantar un avivamiento sólo porque crees que se necesita uno". Ésta es la predicación que el diablo quiere. Y los hombres no pueden hacer la obra del diablo más efectivamente que predicar la soberanía de Dios, como una razón por la cual no deban esforzarse para producir un avivamiento.

3. Vean el error de aquellos que están empezando a pensar que la religión que puede ser mejor promovida en el mundo es sin avivamientos, y quienes están dispuestos a rendir los esfuerzos para producir despertares religiosos. Porque hay males que surgen en algunas instancias de las grandes exaltaciones de emoción sobre el tema de religión, son de la opinión que es mejor dispensar junto con ellos todo. Esto no es y no debe ser. Cierto, hay peligro de abusos. En casos de exaltación religiosa de ánimo y otras exaltaciones, algunos males incidentales pueden esperarse desde luego. Pero esto no es razón por la que uno se dé por vencido. Las mejores cosas están siempre expuestas a abusos. Muchos y grandes males se han originado en los gobiernos morales y providenciales de Dios. Pero estás perversiones y males previstos no fueron considerados una razón suficiente para ceder. Pues el establecimiento de estos gobiernos fue en general lo mejor que pudo haberse hecho para la producción de la más grande cantidad de felicidad. Así en avivamientos de religión, la experiencia encuentra que en el estado presente del mundo la religión no puede ser promovida a una extensión considerable sin ellos. Los males de los que a veces nos quejamos, cuando son reales, son incidentales, y de pequeña importancia cuando se compara con la cantidad de bien producido por avivamientos. El sentimiento no debe ser admitido por la iglesia de que los avivamientos cesen. Está lleno de todo lo que es peligroso para los intereses de Sion, es muerte a la causa de las misiones, y trae en su séquito la condenación del mundo.

FINALMENTE. &endash;Tengo una propuesta que hacerles a ustedes que están presentes. No he comenzado este curso de Conferencias sobre avivamientos para levantar una teoría curiosa de mi propio tema. No perdería el tiempo y gastaría mis fuerzas meramente en darles instrucciones para gratificar su curiosidad y darles algo de qué hablar. No es mi idea predicar sobre avivamientos. No es mi plan predicar como para puedan decir al final: "Entendemos todo ahora sobre avivamientos", mientras no hacen nada. Pero quisiera hacerles una pregunta: ¿Para qué escuchar sobre conferencias de avivamientos? ¿Quién dice que cuando estén convencidos que su deber es promover un avivamiento van a ir a trabajar y practicarlo?

¿Seguirán las instrucciones que les dé de la palabra de Dios y las pondrán en práctica en sus propias vidas? ¿Las transmitirán a sus familias, conocidos, vecinos y toda la ciudad? ¿O pasarán el invierno aprendiendo sobre avivamientos sin hacer nada por ellos? Quiero, tan pronto como aprendan cualquier cosa sobre el tema de avivamientos que lo pongan en práctica, y salgan a trabajar y vean si no pueden promover un avivamiento entre pecadores aquí. Si no van a hacer eso, quisiera que me lo dijeran desde el principio para que no gaste mis fuerzas. Deben decidir ahora si obedecerán el evangelio. Y no tenemos más autoridad para darles tiempo de deliberar si obedecerán a Dios que el que tenemos para dejar a los pecadores que lo hagan. Les hacemos un llamado para que se unan ahora en un compromiso solemne con Dios, que cumplirán su deber tan rápido como aprendan lo que es, y oren que Dios derrame su Espíritu sobre esta iglesia y la ciudad este invierno.

 

 

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